Por Virginia Porcella | La baja de tasas que dispuso el Central consolida el fin de la Lebacmanía y aceleró el proceso de dolarización de ahorristas e inversores. En qué conviene ahorrar.
La baja de tasas que dispuso el Banco Central la semana pasada y que se reafirmaría en la licitación de hoy consolida el fin de la Lebacmanía y aceleró el proceso de dolarización de ahorristas e inversores, que apuestan cada vez menos a las hasta hace un mes ultra rendidoras letras del Central -que en las últimas cinco semanas pasaron de ofrecer un rendimiento anual de 38% en pesos a “apenas” 32,25%- y se interesan, en cambio, por instrumentos en moneda dura.
“Hasta hace un par de semanas, 9 de cada 10 clientes pedían invertir en Lebac. Hoy, de esos 10, apenas 2 se mantienen en pesos”, asegura Delfina Chain, de Mascaretti Sociedad de Bolsa, una de las agencias más tradicionales de la city. “La cartera propia y de terceros se reparte, en promedio, un 50% en tasa pero bajando, entre 30% y 40% en instrumentos dolarizados como bonos o letras en dólares o dollar-linked y el resto en acciones. Siempre se supo que la supertasa tenía fecha de vencimiento”, apunta la operadora. En la misma línea, los bonos de largo plazo en pesos pero que ajustan por CER se convirtieron en las últimas semanas en una opción para los ahorristas que gracias, a la fama que adquirieron las Lebac, ahora buscan alternativas de inversión sencillas pero más rendidoras que el plazo fijo.
“Si la idea es seguir buscando altos rendimientos, lo más interesante son los fideicomisos de consumo, que siguen ofreciendo tasas en torno al 40% anual”, afirma Nicolás Chialva, de Delphos Investments, consultora desde la cual coinciden en recomendar la dolarización.
El cambio de viento en el mundo financiero no tendrá, sin embargo, un correlato inmediato en la economía real. La baja de tasas ni siquiera impactaría, en el corto plazo, en el costo del crédito. Por caso, el crédito a las pequeñas y medianas empresas representa apenas de 13% del stock total de préstamos al sector privado, proporción que para crecer requiere de muchas más condiciones, además de una reducción del interés. “Los canales de transmisión de la baja de tasas son tres: la formación de expectativas futuras de inflación, un mejoramiento en el acceso al crédito y, el principal en la situación actual, el tipo de cambio”, explica Federico Furiase, economista del estudio fundado por Miguel Bein. En otras palabras, la caída de las tasas apunta esencialmente a frenar el atraso cambiario, y sus efectos negativos sobre la actividad económica. La “sintonía fina” dependerá de la capacidad del BCRA para seguir bajando tasas para ponerle un piso al precio del dólar y evitar problemas de competitividad, pero sin generar una corrida inestable contra el billete que termine presionando sobre la inflación”, sintetiza Furiase.