Cambios en ARCOR: Pagani completó el plan antifricción con un nuevo CEO

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Redacción Fortuna

El presidente de la alimentaria más grande del país delegó su posición de CEO en Osvaldo Baños. Las razones de una decisión estratégica. Sus escuderos.

Por Diego Landi

Fue un caramelo que el mercado empresario saboreó con sorpresa y tardó en asimilar. Por lo repentino de la decisión. Por la envergadura de la empresa que la protagonizaba. Y por el contexto político en el que se desarrolló. Nada menos que Luis Pagani, líder de la mayor empresa alimentaria del país, dejó la dirección ejecutiva de Arcor. Y ese preciado trono, desde el cual se dirigirá el día a día de la mayor exportadora de caramelos del mundo, fue cedido a un ejecutivo experimientado, ex PSA Peugeot Citroen: Osvaldo Baños.

Pero el traspaso del mando –un verdadero hito en la historia de la compañía cordobesa- despertó varias lecturas alternativas a la oficialmente explicada. Es que el marco de tensión que se cierne en la relación entre la AEA (Asociación Empresaria Argentina) y el Gobierno así lo alienta y otorga oportunidades de leer entrelíneas otros factores no explicitados.

Desde la empresa fundada por Fulvio Pagani, en 1951, resaltan que Luis, el hijo y cabeza máxima del grupo desde 1993, se “abocará a temas estratégicos e institucionales”. “Ni se jubila, ni se va de Arcor”, insisten al tiempo que aclaran que mantendrá su función de presidente del grupo y del Directorio. Tampoco, resaltan, se va de AEA –entidad que fundó-, en la que mantiene su puesto de vicepresidente.

Se argumentó, también, para reforzar la decisión del cambio, acerca de “una profundización de un proceso de profesionalización de management”. Para Arcor ésta es la primera vez que en sus casi 60 años de existencia habrá un CEO que no sea de la familia accionista. Antes de Luis, quien estuvo al mando del grupo fue su tío Hugo D´Alessandro; y antes, su padre, Fulvio.

“En una empresa familiar hay que tratar de no desgastar a los dueños que tienen las acciones en los bolsillos”, explica un empresario que siguió de cerca los pormenores de la nueva designación.

Es que detrás de la decisión corporativa de dejar la dirección ejecutiva a Baños, se advierte –y se comenta en el mercado-- que Pagani tiene como objetivo evitarse los roces y rispideces que generan manejar un monstruo industrial de 20.500 empleados, una facturación proyectada para 2010 de u$s 2.500 millones y 41 fábricas. Bajo su administración ejecutiva, de la que se aleja, Arcor tuvo una agresiva y exitosa política de crecimiento internacional.

AL FRENTE. Sin embargo corren otros tiempos. Delegar aún más parece ser la clave. Y exponerse menos. Al fin y al cabo su valorado espíritu de empresario pujante, con heredados genes de emprendedor y Pagani completó el blindaje, el plan antifricción. Primero delegó la presidencia de la entidad crítica del Gobierno a Jaime Campos (¿o en realidad debería decirse que fue al revés?: ¿el Gobierno es crítico de AEA?) y mantuvo su lugar, pero desde una excelentes resultados comerciales, no siempre armonizaba con el traje –o armadura- que le confirió el alto empresariado al ungirlo, en AEA, como un líder a seguir y con el cual presentar opiniones críticias al poder político.

Esa función le redituó, más todavía con este Gobierno, una silenciosa y desgastante confrontación. O por lo menos recibir por cercanía los dardos que en la Casa Rosada le asestan al conglomerado empresarial y, en particular, a Héctor Magnetto, de Clarín, un socio abiertamente odiado por la gestión K.

Llevar una fuerte voz cantante en AEA, hasta diciembre de 2009, y al mismo tiempo gestionar la intrincada cotidianeidad de una empresa de consumo masivo como Arcor, en las que los teléfonos suelen traer reclamos oficiales y gremiales a menudo, resultaba más que suficente. Más aún, hay quien ve con ojos de sospecha las formas del reclamo sindical. Creen que algunos representantes gremiales, además de la motivación de los pedidos salariales propios, se sintieron alentados desde algún despacho. Y que hace un tiempo, cuando al Gobierno le convenía estar en la foto cerca de Arcor, porque eso lo ayudaba a instalar la idea del modelo productivo, no hubiera habido tanta dureza en el reclamo.

Los mismos observadores creen que, después de todo, Pagani no hace más que leer el escenario y decidir, como lo haría un buen charmain con los recursos humanos de su empresa: analizar sus necesidades e incorporar lo que no tiene. O tercerizar lo que no es rentable hacer. En esa misma línea Pagani completó el blindaje, el plan antifricción.

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4/6/2010

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