Con sólo un salario, ya es posible acceder a comprar una moto

Con inflación alta, el tipo de cambio planchado y el crecimiento de la economía el más fácil comprar una moto: ahora se necesita un sueldo promedio, cuando antes eran cinco. Zanella, el caso testigo.

Redacción Fortuna

Por Carmen López Imizcoz *

Por el combo “alta inflación, dólar planchado y crecimiento económico”, este año se espera otro récord en el mercado de motos: los patentamientos crecerían 10% respecto de 2010, con lo que llegarían a unas 620 mil unidades. Gracias a las subas salariales y al dólar quieto, los vehículos de dos ruedas de menor cilindrada ahora valen el equivalente a un salario promedio (unos $3.000), cuando históricamente costaban cinco sueldos, por lo que muchos consumidores ya los compran con tarjeta de crédito o al contado.

PERFIL entrevistó al ingeniero suizo Walter Steiner, quien logró sacar de la quiebra a la firma local Zanella luego de la crisis de 2001, quien estima que los patentamientos este año podrían llegar a 750 mil unidades si se incluyen los cuatriciclos, que, en el caso de Zanella, representan más de 10% de las ventas.

—¿A qué se debe este boom?

—Primero, el Gobierno está fomentando el consumo. Los aumentos de salarios hacen que la moto sea cada vez más accesible, con uno o dos salarios se afronta el costo de una moto. Además, hay crédito, el transporte público es ineficiente y los taxis y remises son cada vez más caros. En ciertos casos, la cuota de una moto cuesta menos que el boleto del tren o colectivo. Es hasta un ahorro. Por $ 200 por mes, uno se compra una moto. Estamos trabajando con el Banco Nación para vender una moto en cincuenta cuotas de 100 pesos. El consumo de un tanque (5 litros, unos $ 20), normalmente, alcanza para toda la semana. Es muy bajo el costo de mantenimiento, el seguro y el registro. Además, la moto es mucho más económica que el auto: su precio subió mucho menos que la inflación, un 10% a lo sumo. Otro factor es el congestionamiento en las calles: se llega a la Ciudad en la mitad de tiempo o menos que en auto.

—¿Qué rol juegan los “delivery” en la demanda de motos?

—No exceden el 10% de la demanda total de motos. La mayor parte de la demanda de motos se da en el interior del país.

—¿El mercado argentino está cerca de la saturación?

—El mercado sólo alcanzó a las motos con fines laborales. En Europa, la tendencia es comprar motos asociadas al placer y, en EE.UU., se venden más cuatriciclos que motos. Además, los que tienen una moto con fines laborales se muevan hacia modelos de mayor cilindrada.

—¿Cómo caracterizaría al perfil del consumidor de las motos más demandadas?

—De todas las motos que se venden, dos tercios son de 110 cc de cilindrada. Es la moto típica para estudiantes, para los que van a trabajar o para la mujer que lleva al hijo a la escuela. Después, un 20% son motos street, lo que típicamente tiene el motoquero, de 150 cc de cilindrada. Entre estos dos modelos suman más de 80% del mercado. Después, hay segmentos atractivos como el de los scooters, pero no es más del 2 o 3 por ciento y son usadas por ejecutivos para ir al microcentro. A los hombres de más de 35 años les gustan modelos tipo Harley Davidson. Hay motos diseñadas para mujeres, con cambios automáticos para que no destruyan sus zapatos de taco.

—¿Dónde se fabrican los motores de las motos Zanella?

—Los de dos tiempos son de fabricación nacional. Pero la mayoría de los motores son de cuatro tiempos y se importan de Asia.

Problemas “Made in Argentina”

De las 620.000 motos que se patentarán este año, 40% serán importadas. Pero, por el costo salarial en dólares y los importados, cada vez es más negocio importar la moto terminada en China.

—En 2010, los precios de Zanella subieron menos que la inflación, ¿qué esperan para 2011?

—Lo mismo. El dólar está bastante estable y hay empresas que importan y venden al mismo precio que el año pasado. Nosotros tenemos 500 empleados. Además, la venta se atomizó: muchos importadores ganan mercado. Toda la cadena de valor está quejándose de que vende mucho pero con menos rentabilidad. En los 90, las canchas de paddle crecían, pero finalmente nadie obtuvo rentabilidad y cerraron. Esto es lo mismo: el mercado crece, pero cada jugador nuevo le baja la rentabilidad al concesionario, al importador y al fabricante. El Gobierno lo ve, pero no actúa.

—¿Invertirán?

—Invertimos en el segmento de los utilitarios y en una bicicleta con motor, que saldría menos de $ 2.000.

—¿Un pacto social puede resolver la situación?

—Por ahora, los sindicatos quieren 35% de aumento de salarios. Ante esto, exportaremos mil unidades a Brasil gracias a la apreciación del real.

* De la redacción de Diario Perfil

7/2/2011

En esta Nota