Argentina está frente a una oportunidad histórica para posicionarse como un hub regional de servicios financieros integrables, accesibles y preparados para escalar.
La reciente liberación del cepo para personas humanas representa mucho más que el fin de una restricción cambiaria: es la apertura de un nuevo capítulo para el sistema financiero argentino, en el que la innovación tecnológica y la capacidad de respuesta rápida serán determinantes.
Durante años, la operatoria con dólares estuvo atravesada por normativas que limitaron el desarrollo de productos financieros más modernos, eficientes y centrados en el usuario. Hoy, con el nuevo marco, entidades financieras, ALyCs y fintechs tienen la posibilidad de ampliar su oferta de servicios, integrando operaciones en dólares de forma directa, legal y bancarizada. Pero esta posibilidad no es automática: requiere infraestructura lista para escalar y adaptarse al ritmo del mercado.
Lo que está en juego no es solo la compraventa de dólares. Se trata de sentar las bases para construir un ecosistema financiero más competitivo, en el que sea posible ahorrar, invertir, pagar o cobrar en distintas monedas sin fricciones. Es también una oportunidad para consolidar productos que respondan a necesidades reales: desde cuentas multimoneda para empresas con operaciones internacionales, hasta soluciones pensadas para trabajadores freelance, creadores de contenido o usuarios que buscan estabilidad en un contexto aún volátil y fomentar el bimonetarismo.
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El desafío más urgente es la velocidad. La industria necesita reaccionar con la misma rapidez con la que cambian las reglas del juego. Y eso solo es posible si la tecnología está en el centro de la estrategia. Las compañías que ya tienen desarrolladas soluciones API-first, con integraciones simples y tiempos de implementación cortos, son las que hoy tienen la ventaja.
Además, el impacto de este cambio va más allá del sector financiero. Comercio exterior, turismo, tecnología, educación internacional y e-commerce transfronterizo son solo algunos de los sectores que pueden beneficiarse de una infraestructura más abierta y conectada. Incluso en el plano corporativo, hay espacio para repensar esquemas de pagos internacionales, remesas o compensaciones en moneda extranjera, con mayor agilidad y menos intermediarios.
Estamos frente a una oportunidad histórica para posicionar a la Argentina como un hub regional de servicios financieros integrables, accesibles y preparados para escalar. Pero el reloj ya empezó a correr. No se trata solo de estar listos para lo que viene: se trata de construir lo que viene
* CEO Manteca