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Vanessa Ragone, la dueña de la productora Haddock, cuenta cómo realizó la producción de “El secreto de sus ojos”, que fue vista por 2,5 millones de personas y puede ser candidata al Oscar.
Por Claudio Corsalini *
Producción integral de tres películas nacionales que en un año movieron una taquilla de casi de tres millones de espectadores, y el manejo de actores, directores y técnicos de nivel internacional, entre otras tareas, son tan sólo algunas de las cartas de presentación que esgrime Vanessa Ragone a la hora de hacer conocer su productora cinematográfica, Haddock Films. Pero si a todo esto se le suma la posibilidad de que uno de esos filmes, “El secreto de sus ojos”, de Juan José Campanella, sea elegida para representar al país en los premios Oscar, las “credenciales” de Ragone toman otro color y la ubican en un lugar de privilegio dentro la industria del cine local.
“La nominación al Oscar sería como el reconocimiento final a un trabajo de equipo que comenzó hace unos años cuando incursioné por primera vez en este rubro al producir una película de Julia Solomonof”, explica Vanessa durante su charla con FORTUNA en su amplias oficinas del barrio de Palermo. En ese caso puntual se trataba de “Hermanas”, una película que se filmó en 2005, un año que se podría establecer como punto de partida de la empresa de Ragone.
Y teniendo en cuenta los resultados obtenidos con sus últimas tres improducciones, al menos, la decisión de Ragone pareció más que acertada. De todas maneras, ella misma se encarga de bajar un poco los decibeles de las repercusiones y afirma: “Son casos que no ocurren habitualmente. Si bien uno hace todo para que esto ocurra, nadie imaginaba que durante el primer fin de semana de El Secreto la vieran casi 20 mil espectadores. Es algo inusual”, puntualiza.
RECURSOS.
Cuando se le consulta a Ragone cuál es la función de un productor ejecutivo dentro del engranaje de una película, la empresaria responde sin dudar: “Hacer que que el filme sea posible”. A lo que agrega: “También es tomar un proyecto cuando está en el papel y buscar los recursos económicos necesarios para que la película pueda realizarse en las condiciones que el filme lo requiere. La gama de producción es muy amplia. Se pueden hacer películas de un determinado tamaño, de una determinada dimensión, para un público determinado y con una particular expectativa de mercado. Pero también se pueden hacer películas de un tamaño muy distinto, superior. Y sobre este nicho es el que pretendemos desarrollarmos.”, asegura Ragone.
Respecto a la búsqueda de esos recursos económicos Vanessa explica: “En la Argentina el único fondo que otorga créditos para filmar es el INCAA. Una situación que desde un principio condiciona el tipo de películas que se pueden hacer. Si se pretende hacer filmes de un nivel superior, con un director prestigioso y actores de renombre, algo que indudablemente repercute en la taquilla, los números son otros”.
Según la productora, el subisidio máximo que otorga el Instituto del Cine llega al millón de dólares, una cifra que si se la compara con los dos millones de euros que “costó” El Secreto, más los otros 500 mil euros que demandó el lanzamiento, el crédito del organismo oficial “queda corto”. Y es entonces cuando entra en escena el productor ejecutivo. “A partir de ese momento entra en juego la tarea del productor ejecutivo y donde se ve su muñeca para conseguir los recursos para filmar”.
En este sentido, Vanessa cuenta que la mejor alternativa es la de buscar coproductores en el exterior como por ejemplo Tornasol Films de España, para la película de Campanella. “Es la única forma. Los bancos, por ejemplo, te prestan plata a un 20% o 25% anual lo cual es imposible para la industria. Hay que tener en cuenta que el retorno de la inversión recién se produce, si es que se produce, a partir del millón de espectadores. También se gana cuando se baja a DVD o se vende en el exterior. El caso de El Secreto fue inusual hasta en eso. Empezó a ganar plata a partir de los 600 mil espectadores”.
Otra alternativa que también buscó Ragone fue la acercarse a los canales de televisión. “Si bien nos acercamos a todos, el único que se interesó en el proyecto fue Telefé. Así fue que firmamos un contrato para que coparticipen en cuatro películas con un porcentaje puntual y segundos de pantalla al momento del lanzamiento”.
Más allá de la nominación al Oscar, los cañones de Ragone apuntan a la realización de una nueva película. Se trata de “La muerta de Luciana B” y que sería dirigida por Adolfo Aristarain.
* Revista Fortuna
9/1/2010