Rottemberg, el zar del teatro revela las claves de su negocio

Cómo sostiene sus emprendimientos, la rentabilidad del negocio y el boom de la oferta. Por qué dice que “el espectáculo en vivo es el único que la tecnología no pudo cambiar”. Galería de fotosGalería de fotos

Redacción Fortuna

Por Patricio Ballestero Ledesma

- ¿Cómo caracteriza el sector de espectáculos argentino a nivel global?

-Cuando se dice que la Argentina goza de muy buena aceptación del público hacia el espectáculo en vivo, hay dos o tres parámetros que son importantes de resaltar. En primer lugar, nuestro país es el que tiene más espacios escénicos para desarrollar el hecho vivo que cines. No hay otro lugar en el mundo que haya superado, después de la crisis mundial del cine de cierre de salas o su transformación en multisalas, los más de 3.000 espacios que tiene la Argentina.

-¿A qué se debe el surgimiento de tantos productores teatrales?

-La curva de crecimiento de la gente que se dedicó a esta actividad tuvo mucho que ver con el país, fundamentalmente porque, aunque uno tiende a hablar de la calle Corrientes, lo cierto es que la mayoría de los productores son del interior. El espectáculo en vivo es el único que la tecnología no pudo cambiar, y sobre todo el teatro. Ahora se puede copiar una película, compaginar y editar, en el teatro no existe eso, es un hecho artesanal e irrepetible. El público te aplaude o te chifla en ese momento y no tiene vuelta atrás.

-Está creciendo la cantidad de productores y obras. ¿Cómo acompaña el público?

-La curva ascendente de espectadores que trae el espectáculo en vivo en los últimos años es realmente notoria. A nivel del público teatral, la Argentina, y Buenos Aires en particular, está en el podio con Nueva York y Londres, en cualquier estudio serio sobre el tema. Sólo con mirar la cartelera de ciudades como Roma, Madrid y otras, se puede ver la enorme diferencia. El teatro independiente porteño, el periférico a la gran vidriera de la calle Corrientes, está primero por lejos en el mundo. En el New York Times, el teatro off Broadway tiene en oferta cinco o seis obras, mientras que en Buenos Aires hay más de 100 ámbitos en simultáneo.

QUIÉN ES QUIEN. CARLOS ROTTENBERG

A los 17 años, Carlos Rottemberg produjo su primer espectáculo, Equus, que tuvo sus complicaciones porque era prohibido para menores de 18 años y la Comisión Calificadora no podía firmarle el libro siendo menor emancipado.

“La única condición para que puedas estrenar es que te quedes todo el tiempo dentro de la boletaría”, recuerda que le dijeron. En esa época, el empresario vivía dentro del teatro, literalmente, y su mamá lo llamaba para saber cuándo volvía a casa. “Para mí, el día de laburo, eran las 24 horas”, dice.

-¿Cuál es la explicación para esta enorme oferta? ¿Qué diferencia a Buenos Aires de otras ciudades?

-Lo principal es que hay mucha pasión de los teatristas, que estudian y se perfeccionan en el arte escénico. Al mirar los diarios en marzo y abril es sorprendente la cantidad de avisos de clases de teatro publicados. Además, así como en nuestro país funciona muy bien Woody Allen, y el psicoanálisis, el teatro es una manera de hacer terapia. Va más allá del negocio: el teatro no tiene ningún relieve desde lo económico como para hablar de números. El teatro tiene más que ver con el patrimonio cultural que el económico, tiene más brillo y más espacio que el dinero que mueve.

-¿En su caso, cuál es la clave para seguir convocando con sus diferentes propuestas?

-Estoy convencido de que para dedicarse a la producción hay que ser teatrista antes que empresario. Si sólo sos empresario, durás diez minutos acá. Tenés que estar preparado para entender que el problema que para un empresario es minúsculo puede llevarse una temporada puesta un sábado a las dos de la madrugada. En esto no vale decir: “Vamos a la oficina el lunes a las 10 para hacer una reunión”. Acá vale atender el problema físico y emocional en el momento.

* De la redacción de la Revista Fortuna

17/12/2010

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