En un contexto de fuerte crecimiento en las ventas, no todas las marcas pueden aprovechar la bonanza. Seat fue una de las más perjudicadas, que ya no puede ingresar sus automóviles.
A comienzos de año, el gobierno argentino comenzó a tomar medidas para controlar el fuerte déficit comercial del sector e impuso licencias no automáticas para algunos productos como autopartes, vehículos Premium y motos.
Con el mismo espíritu, comenzó a exigirles a las empresas que importan vehículos un programa que compense sus compras al exterior con exportaciones de manera tal de reducir a cero su déficit o volverse superávitarias en el lapso de un año. Hasta no acordar los términos de ese programa, el gobierno congeló los permisos de importación de todas las empresas.
Claramente las empresas con mayores dificultades para alcanzar este acuerdo fueron las que no tienen plantas de producción en el país. Estas firmas, debieron recurrir a artilugios tales como comprometer exportaciones de productos tan variados como vinos, aceite de oliva, frutas, harina de soja, alimento balanceado o biodiesel. Estos planes, que salen del núcleo del negocio de las empresas, se tomaron su tiempo para elaborarse y aprobarse, tiempo durante el cual, las empresas debieron vender las unidades que mantenían es stock, ya que no pudieron importar.
Las marcas más afectadas con esta medida fueron entonces BMW, Porsche, Land Rover, Mitsubishi, Subaru o Mini. Otras marcas, también tuvieron problemas, pero el estar ligadas a un grupo económico con plantas de producción en Argentina, fueron resolviendo sus problemas bajo el paraguas de su empresa madre. Este fue el caso de Audi y Seat (Grupo VW), Nissan (Renault) o Mercedes Benz.
Sin embargo, mientras el mercado mostraba importantes variaciones interanuales positivas durante todo el año y la mayoría de las marcas se comportaban igual, este grupo no solo no pudo aprovechar la bonanza, sino que comenzó a vender incluso menos que el año pasado.
28/8/2011
