El descubrimiento de agua líquida en Marte abre una posibilidad poco probable unos años atrás, poder vivir en el planeta rojo.
El ser humano siempre estuvo fascinado por el espacio exterior y sus misterios. Con el avance de la tecnología al servicio del conocimiento, muchos de esos misterios fueron teniendo respuesta, pero nuevas interrogantes se abrieron. Una de las grandes incógnitas que asombra y desvela a los científicos y a la población en general es saber si estamos solos en el universo. La otra duda que rápidamente surge es si podríamos llegar a vivir en otro planeta, Marte en este caso. La primera todavía se desconoce, pero la segunda es cada vez más factible.
La sonda Mars Express de la Agencia Espacial Europea (ESA) encontró un lago líquido de agua salada bajo la superficie de una región en el polo sur de Marte, un descubrimiento histórico que los astrónomos responsables del hallazgo califican de “el más importante de los últimos años”. De esta manera se reactiva la posibilidad, lejana aún, de conocer y colonizar otros planetas. El problema es que el trayecto para lograrlo es largo y muy costoso.
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Un claro ejemplo de ello es lo que sucede con la NASA. En la década del ´60 cuando la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética alcanzaba su punto máximo, el presupuesto del ente norteamericano era de u$s 24.000 millones, el 4% del PBI estadounidense. Otra manera de graficarlo: Lo que se destinó para llegar a la Luna fue el equivalente al gasto en defensa en un año de la época. En la actualidad, el presupuesto de la NASA es de u$s 19 millones anuales, apenas el 0,3% del PIB. Esto es más de diez veces menos que en la década de los ´60. Pascal Lee, es director del Mars Institute, la organización internacional destinada a la investigación, finaciada por la NASA. En una entrevista brindada a Time, aclaró que “si ahora se gastan u$s 400.000 millones al año en defensa es lógico pensar que el costo de ir a Marte es de u$s 400.000 millones”.
Asimismo hay que tener en consideración los gastos millonarios previos de preparación, los trajes especiales, analizar los peligros, tanto en el espacio como en Marte. Actualmente, llevar a una persona común y corriente puede tomar años. Pero, al mismo tiempo, es verdad que existen personas, podrían llamarse visionarios, como Elon Musk que pretenden acercar este viaje utópico a la mayor cantidad de personas posibles. De hecho el famoso empresario aseveró que, si bien ahora viajar al espacio costaría u$s 10.000, él podría reducir el precio a u$s 1.000.
De momento solo queda esperar el desarrollo de la situación, pero algo es seguro la vida en Marte que parecía salir de un cuento de ciencia ficción o de dibujitos animado es cada vez más factible. Por lo pronto ya hay un elemento que justifica el viaje: en el planeta rojo, hay agua.