“La industria del vino va a tener que volver a encontrar el equilibrio entre oferta y demanda para ser sustentable”

Andrés Ridois, gerente general de Colosso Wines y Sottano Wines, analiza 2025 y comparte sus expectativas para 2026.

Redacción Fortuna

Fortuna: ¿Cómo describirían el 2025 para su sector?

Ridois: El contexto del mundo del vino es complejo en distintas proporciones en el mundo. En la Argentina, esta situación se ve agravada por la recesión, la baja del consumo mundial, el cambio en los patrones de consumo y la disminución general del consumo de alcohol.

Fortuna: ¿Cuáles fueron los principales hitos, lanzamientos, aperturas o logros que destacaría la compañía durante este año?

Ridois: En cuanto a las bodegas que me toca dirigir, Colosso Wines, Sottano y Sin Reglas, logramos mantenernos e incluso crecer gracias a la puesta en valor de los distintos productos de nuestras bodegas. En bodega Sottano por ejemplo lo hicimos con toda la línea de los Bíblicos, trabajamos nuevos packaging y nuevos productos. En bodega Sin Reglas por otra parte, lanzamos mejores vinos y desarrollamos packaging muy alternativos y disruptivos, con conceptos fuertes y una gran llegada al consumidor.

El gran desafío macro de la vitivinicultura hoy, especialmente en la alta gama, es entender que no vendemos solo vino: vendemos un producto vinculado al lujo. Y el lujo no es únicamente calidad y una buena etiqueta. Tenemos que aportar más valor agregado para acompañar los cambios en los patrones de consumo. Más que oportunidades, lo que existen son desafíos: adaptarnos a un nuevo esquema de consumo y repensar qué lugar va a ocupar el vino y el alcohol en un mundo donde la gente busca ser más sana, consume menos alcohol y donde el vino ya no tiene la presencia publicitaria que tenía antes.

Los desafíos pasan por la creación de nuevas ideas que aporten valor a cada producto y a cada vino. En ese sentido, este año fue muy activo en lanzamientos en general. En nuestro caso, lla gran estrella fue el lanzamiento, en noviembre, de Quantum: una caja contenedora de botellones de 12, 15 y 18 litros, con un mecanismo interno que permite servirse fácilmente a pesar del peso. Otro lanzamiento importante fueron Las Puertas del Infierno, una estuchería muy original para Mil Demonios -una de las líneas de bodega Sin Reglas-, que incluye nuestro nuevo champagne Lilith y a Lucifer, presentados en dos pirámides dentro de una canastita. También lanzamos Los Relatos de Judas, nuestra pequeña “Biblia”, que fue otro de los grandes hitos del año, más allá de la continuidad del trabajo que venimos desarrollando.

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Fortuna: ¿Qué lecciones clave o aprendizajes se llevan de los desafíos enfrentados este año?

Ridois: La principal lección que deja este año es que la vitivinicultura, tal como la conocíamos, no va a volver a los números de antes. Se va a vender menos vino y habrá muchos desafíos. La industria va a tener que volver a encontrar el equilibrio entre oferta y demanda para ser sustentable. Habrá bajas en el camino, eso es previsible. El aprendizaje es claro: los patrones de consumo cambian y hay que adaptarse.

Fortuna: De cara al 2026, ¿cuáles son los principales desafíos que identifica para su negocio en el contexto local?

Ridois: El gran desafío hacia 2026 se resume en una sola frase: cómo vender vino sin vender vino. Ese es el eje central. Aprender a vender vino vendiendo otra cosa, donde las ideas sean lo más importante y el líquido empiece a ser secundario. Las bodegas grandes van a ganar participación porque tienen poder de distribución, crédito y llegada al mercado. Las bodegas medianas y chicas son las que enfrentarán el mayor desafío a partir de 2026: crear productos con mayor valor agregado, más originales y que no se apoyen únicamente en la calidad.

Fortuna: ¿Qué oportunidades de crecimiento o nichos de mercado visualizan como prioritarios para el próximo año? ¿Dónde pondrán el foco?

Ridois: En cuanto a oportunidades de crecimiento, las veo claramente en los productos originales y de alta calidad. El mercado interno debería recuperarse parcialmente y el foco tiene que estar en consolidar ideas. En los procesos caóticos no triunfa solo el producto: triunfan las ideas. Valor agregado es la palabra clave. Dar algo que el otro no da. Volvemos a lo mismo: cómo vender vino sin vender vino. Respecto a las ventas, tanto el mercado interno como el externo continúan en baja en relación con años anteriores. En nuestro caso, las bodegas Sottano, Colosso y Sin Reglas lograron mantener las ventas de años anteriores, con un leve crecimiento. Los productos más vendidos son los de alta gama y, de manera sorprendente, los formatos grandes. Los formatos de gran volumen resultaron muy diferenciadores y tuvieron un crecimiento importante, especialmente aquellos con alto valor conceptual, grandes terminaciones de packaging y alta calidad de producto.

Fortuna: ¿Cuáles son los planes, proyectos o inversiones concretas más importantes que tienen previstos para 2026?

Ridois: En cuanto a expectativas, esperamos una flexibilización del sector laboral y del INV, que facilite los procesos y reduzca la cantidad de regulaciones para hacer vino en la Argentina. Es una industria históricamente muy controlada —con razón—, pero una desregulación parcial, junto con una baja en la incidencia de los costos laborales y eventualmente de algunos impuestos, sería muy positiva. No trabajamos con promociones para incentivar la venta: nuestro incentivo son las ideas, los nuevos productos y la innovación. Nuevamente, la clave es vender vino sin vender vino.

Fortuna: En una frase: ¿Cuál será la palabra clave o el concepto que guiará la estrategia de su empresa el próximo año? 

Ridois: Por último, es indudable que la gente está consumiendo menos vino y que hay un cambio profundo en los patrones de consumo. Es una de las grandes preocupaciones, y la Argentina debe volver a encontrar su equilibrio. No creo que el problema sea una bebida alternativa específica, sino una baja en el consumo de alcohol en general, vinculada al bienestar y a estos cambios culturales. Sí es llamativo el fuerte empuje publicitario de bebidas como el whisky o el bourbon, especialmente en el cine y las series del mercado americano e inglés. La industria del vino, al estar más fragmentada, no tiene esa misma fuerza. Pero no creo que el menor consumo de vino se deba a productos alternativos, sino a un cambio general en la forma de consumir alcohol, donde hay que volver a encontrar un nuevo equilibrio.

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