Argentina 2015: ¿Qué nos espera?

Agustín Etchebarne examina la evolución de las principales variables económicas durante el 2014, anticipando lo que se viene en el año que recién comienza.

Redacción Fortuna

Tal como preveíamos hace un año atrás en la Fundación Libertad y Progreso, la Argentina terminó 2014 en estanflación, el PBI cayó cerca 2,4% y la inflación fue apenas menor al 40%, (solo superada por el 64% de Venezuela). En términos reales cayeron casi todos los sectores: se contrajo la industria, especialmente la producción de autos; la construcción, el sector inmobiliario, el comercio exterior, los depósitos bancarios. Esta semana se conoció que también las ventas minoristas bajaron 6,5% en todo el año.

El cepo cambiario y el control de precios (y por lo tanto de ganancias), han afectado la inversión y la confianza.  Basta con ver el Boden 2015 que rinde hoy 18% anual. Cabe recordar que, según la tesis kirchnerista, un bono que rinde más de 16% es considerado basura (tal como se define en los mercados internacionales “junk bond”) y, por ende, quienes los compran saben que corren riesgo de reestructuración. Hasta aquí, diríamos: ¡lógico! Pero con esa justificación, Lavagna hizo una quita del 75%. Es decir, al ser bonos basura o "carroña", quienes los compran pueden violarse sus derechos y ser tildados como "buitres". Lo cierto es que el 18% anual de rendimiento, equivale al riesgo que el mercado percibe de que algo no sea pagado. Si no hubiera riesgo argentino, el rendimiento sería menor al 0,2% anual.

El problema es que esta mayor tasa de interés en dólares es lo que paga la economía Argentina por ser desordenada y populista. El costo de capital, en cualquier país normal, es muchísimo más bajo. Naturalmente, el mayor costo del capital implica menores salarios reales. Algún día comprenderemos que ser ordenados y pagar las cuentas, no sólo es más ético, sino que "la ética paga", y es la única manera de subir los salarios reales a largo plazo.

Precisamente, lo más grave es que el salario real ha caído en 2014 cerca de un 6% y la pobreza ya alcanza nuevamente a uno cada cuatro argentinos.

El cepo cambiario implementado el 28 de octubre de 2011 fue el reconocimiento de que los desequilibrios eran demasiado grandes. Pero el fracaso del cepo, tres años más tarde es patente. En poco más de tres años las reservas cayeron  US$ 16.428 millones. Más grave, la inflación acumulada superó el 130%. La presidente CFK, que prometió no devaluar, ya devaluó el peso a la mitad, es decir, el tipo de cambio oficial aumentó el 100%. Sin embargo, la escasez de dólares es tal que el tipo de cambio paralelo subió un 195%.

En cuanto al retraso cambiario, se estimaba que al inicio del período éste tal vez ya existía. En todo caso, el gráfico de abajo muestra que dos años más tarde, en octubre de 2013, Argentina había acumulado un 57% de  inflación vs.3,1% acumulado en EE.UU., mientras que el aumento del tipo de cambio había sido menor al 40%.  La economía ya había entrado en recesión y lógicamente se había generalizado la visión de que el retraso cambiario empezaba a afectar seriamente a la actividad económica (junto con los controles de precios, los altos impuestos y en general todos los demás factores que afectan la seguridad jurídica). El gobierno empezó a acelerar las minidevaluaciones diarias, y lógicamente, generó una corrida contra las reservas. Por fin, el gobierno hizo una maxi-devaluación de un 30%, corrigiendo el retraso cambiario. Sin embargo, no logró contener la inflación que en poco más de un año, se comió todo el ajuste anterior, de modo que el atraso del tipo de cambio real superó al del 2013.

Pero en un país esquizofrénico el gobierno puede presentar como un éxito el hecho de que terminamos 2014 sin saqueos a los supermercados y con reservas que superan los U$S 31.000 millones. Lo cual es cierto. Sin embargo, basta analizarlas con mayor detalle para observar que la calidad de las reservas se ha ido deteriorando.

29-dic-14 (en miles de dólares)

Reservas                                         31.159.000

Dep. en U$S en bcos Priv.   7.925.730

Dep. en U$S del gobierno   7.406.272

Deuda Multilateral *                1.728.864

CEDINES                                      361.939

Reservas Netas                         13.736.194

Adelanto Importaciones       5.000.000

Adelanto Cerealeras               1.800.819

Reservas Líquidas                    6.935.375

Dentro de estas reservas, además, está incluido el swap con China por US$ 2.300 millones que es creatividad contable (son yuanes depositados en China vs pesos depositados en Argentina que se utilizan para las transacciones comerciales entre ambos países), no son dólares que pueden utilizarse para otro fin.

Paradójicamente, el gobierno muestra como logro de gasto público, que siguió creciendo a tasas iguales o superiores a la inflación. Siguen aumentando los planes sociales, un millón de jóvenes que no estudian ni trabajan reciben ahora subsidios mensuales. Aumentan los salarios para los presos, y ahora incluso impulsan un subsidio de $ 8.000 para transexuales.  Así, todos los meses aparecen nuevos planes o subsidios o mejoras para los trabajadores; hace quince días inauguraron el Plan “Argentina sonríe” ofreciendo nuevas dentaduras. La semana pasada, mayores licencias para los padres y nuevas negociaciones para dar participación en las ganancias a los empleados. Los anuncios se multiplican mientras se esconden las estadísticas de pobreza y se engaña con los índices de inflación.

Los impuestos tornan cada vez más difícil la vida de los individuos y las empresas, pero el gobierno presenta como un logro un nuevo aumento de la recaudación total del 2014 de un 36,25% anual.  Pero esto implica una pequeña caída en términos reales, que es mucho más grave si abrimos los números, porque observamos que el gran crecimiento estuvo vinculado al impuesto a las ganancias (45,71%) (debido a que no se realiza el ajuste por inflación) y los impuestos vinculados al comercio exterior (44,46%). Mientras que los impuestos vinculados a la actividad interna, como el IVA (33,56%) o las cargas sociales (29,5%), cayeron fuertemente en términos reales, lo cual es consistente con la caída del salario real.

De este modo con el gasto que sigue creciendo por encima de la recaudación, es lógico que el déficit fiscal bien medido ronde ya un 5% del PBI.

Argentina en recesión y con futuro incierto con los holdouts

En esta década la Argentina ha pasado de estar entre los 30 países del mundo con mayores libertades económicas a bajar al puesto 149 sobre 152 países, medidos por el índice “Economic Freedom Ratings” del Fraser Institute de Canadá. Solamente Zimbabwe, República Popular del Congo y Venezuela, que es el último de la tabla, están peor que nosotros. No es casualidad, Venezuela es el modelo al que apunta la Argentina. Este dato permite sintetizar el extremismo del gobierno actual.

El año próximo la Argentina seguirá en recesión y con alta inflación, similar al ritmo actual. Y el Gobierno entregará el país con una deuda cercana a los US$ 300.000 millones, aunque una porción considerable no está todavía registrada. Además, entregará el poder con un déficit energético, con fuerte contracción de las reservas gasíferas y petroleras, con cantidad de juicios pendientes por las tropelías cometidas durante más de diez años, con tarifas que no cubren los costos, un tipo de cambio muy atrasado, un fuerte déficit fiscal, un gasto público insostenible del 47% del PBI e impuestos tan altos que nos hacen sentir que somos súbditos o siervos más que ciudadanos.

Es probable que las negociaciones con los holdouts se estiren hasta más allá de marzo o abril, y que para entonces ambos, holdouts y gobierno, prefieran esperar al próximo gobierno. Para ese entonces, todos estaremos mirando lo que dice quien lidere las encuestas. En el mejor de los casos, el gobierno entregará el mando sin un desbande final, pero eso no es del todo descartable, dado que la economía luce demasiados costados débiles, en un mundo donde el dólar se aprecia, los commoditties están más flojos y las tasas de interés tenderán a subir lentamente desde los bajísimos niveles actuales

Escenario político

La buena noticia, es que el kirchnerismo entregará el gobierno y que no tiene candidatos propios que superen el 7% de intención de votos. Pareciera que, por fin, los argentinos desean un cambio, y ven a los tres candidatos con mayores posibilidades como algo distinto al kirchnerismo:

El gobernador de Buenos Aires, Scioli, es un peronista moderado que ha surfeado estos 10 años haciendo malabares; la gente lo ve como una buena persona, aunque haya sido un flojo gobernador que dejó a la provincia de Buenos Aires con un grado de pobreza y miseria sustancial. Si bien siempre fue aliado del kirchnerismo, mucha gente piensa que, en realidad, lo hizo solo por conveniencia.

Sergio Massa, es un Intendente de Tigre, un suburbio de Buenos Aires bastante bien administrado. Si bien fue jefe de Gabinete de Cristina Fernández, y fue quien confiscó los fondos de pensiones privados a 9 millones de personas, y acercó a Boudou al gobierno; la gente lo percibe como que la traicionó para formar un nuevo partido y muchos parecen sentirse atraídos por su discurso “Renovador”.

El tercero es Mauricio Macri, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, es el principal candidato opositor del partido PRO. Es un hombre moderado, no ideológico que busca mostrarse como buen administrador (aunque también haya aumentado el gasto y los impuestos).

Los tres aparecen como moderados y dialoguistas lo cual será una diferencia enorme con la forma de actuar de la larga década que termina.

De cualquier  forma, sea quien sea el triunfador final, la próxima década será completamente diferente a la actual; después de 10 años de populismo ya no queda dinero para dilapidar. Argentina deberá volver a los mercados de capitales para financiar sus déficits y reprogramar sus vencimientos de deuda, esto obligará al próximo presidente a ser mucho más sensato, y a tener un discurso más benévolo con los mercados. Es probable que el candidato ganador, decida salir rápidamente del cepo cambiario y de los controles de precios y de ganancias, provocando una fuerte devaluación, y adjudicando el dolor a la  anterior administración. Y a partir de allí generar un shock de confianza que permita una rápida recuperación de la economía, pero partiendo de un PIB, medido en dólares, bastante más pequeño que el actual.

¡De modo que sólo resta desearles coraje y templanza para el 2015 y un próspero 2016!

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AgustinEtchebarne_2Agustín Etchebarne es economista especializado en Desarrollo Económico, Comercialización Estratégica y Mercados Internacionales, además de profesor de ESEADE y de la Universidad de Belgrano. Es Director General de la Fundación Libertad y Progreso. Twitter: @aetchebarne

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