A pesar del blanqueo laboral, no cede el piso del trabajo en negro

Los trabajadores registrados son el 36,5% del total, unas décimas por encima de un año antes. Son 4,3 millones más expuestos a la inflación y no reciben aumentos salariales.

Redacción Fortuna

Por Carmen López Imizcoz *

A pesar del fuerte crecimiento, del 11,8% del PBI, en el segundo trimestre de 2010 respecto de un año atrás, y de las políticas de blanqueo de personal, la calidad del empleo sigue sin mostrar señales de mejoría y se proyecta como un talón de Aquiles de la economía argentina.

Más de 4,3 millones de trabajadores no estaban registrados formalmente al cierre del segundo trimestre, lo cual representa un estancamiento en la calidad del trabajo respecto de un año atrás, según se desprende de datos difundidos ayer por el Indec.

Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, la tasa de empleo informal –es decir, sin descuentos jubilatorios– trepó a 36,5% en el segundo trimestre de 2010, 0,3 punto sobre el 36,2% del mismo período del año pasado.

Este deterioro de la calidad laboral se produjo durante un lapso en el que el Gobierno lanzó un plan de facilidades para los empleadores que inscribieran legalmente a sus trabajadores. Respecto del primer trimestre, la situación entre junio y agosto empeoró en 1,9 punto. Según el Indec, en ese período los asalariados no inscriptos eran 34,6% del total en actividad.

PERSONAS

Si se traducen los porcentajes en número de personas, las cifras son aún más contundentes. La población económicamente activa –quienes trabajan o desean hacerlo– son 15.657.000 personas. De esa cifra, 76% –unos 11.899.320– son asalariados. A la vez, de estos casi 12 millones de trabajadores dependientes, el 36,5% (unas 4.343.250 personas) no hacen aportes jubilatorios.

El incremento de la informalidad se produjo a pesar de que entre marzo de 2009 y enero de 2010 el Gobierno lanzó una campaña de incentivo para formalizar la relación laboral con rebajas en las contribuciones patronales.

REGIONES

La peor situación laboral se da en el Norte del país, con un pico en el Noroeste, donde el 42,9% de los asalariados está en negro. En el Noreste, es de 41,8 por ciento.

En Cuyo, el trabajo dependiente informal afecta al 36,9% de la fuerza laboral, mientras que en el Gran Buenos Aires y en la región pampeana es de 36,7 y 34,7%, respectivamente. La mejor calidad del empleo se observó en la Patagonia, donde el trabajo informal abarca a “sólo” 22,2 por ciento.

Crisis. Según estimaciones de SEL Consultores, unos cinco millones de trabajadores, un tercio del total, viven en “extrema precariedad” por su situación de informalidad en el mercado laboral. Además, 75% de los informales no cumple un año en el puesto de trabajo, lo que agrava su situación social. Encima, la informalidad afecta en mayor proporción a las personas pobres.

La informalidad laboral afecta a 67,7% de los ocupados de los hogares con menor ingreso familiar per cápita (pertenecientes al 10% más pobre de la sociedad), mientras que en los de mayor ingreso (el 20% de mayores ingresos) esta proporción se reduce a sólo 14%.

“El mundo de la informalidad es una periferia muy grande que abarca un tercio de los ocupados, cinco millones de trabajadores no registrados que no cuentan con protección legal ni seguridad, y a los que les llegan poco, en forma muy reducida, los beneficios de las negociaciones colectivas”, explicó Ernesto Kritz, autor del estudio de SEL. Así, los sectores más pobres de la población son informales y el acceso al bienestar depende de en cuál segmento del mercado laboral esté insertado el trabajador.

El estudio de SEL compara además el ingreso familiar per cápita entre la clase media (decil 5) y las personas en situación de pobreza (decil 1) y entre la clase alta (decil 9) y la media (decil 5). Según los datos, existe una mayor desigualdad entre la “clase media” y los más pobres que entre la “clase alta” y la “media”, que se explica por la informalidad laboral.

“La gran brecha de desigualdad está entre los trabajadores formales e informales”, destacó Kritz, quien, aunque reconoció la creación de empleo formal desde 2003, sostuvo que la baja inversión en el país hace que el aumento de la demanda se resuelva con mayor cantidad de horas trabajadas y no con generación de empleos.

Según estimaciones de Idesa, a partir de la EPH del Indec del cuarto trimestre de 2009, dos tercios de los trabajadores son empleados públicos, asalariados no registrados, cuentapropistas o servicio doméstico y 46% de los ocupados tiene un empleo informal (ya sea como asalariados no registrados, cuentapropistas no profesionales o servicio doméstico). Apenas el 40% gana por encima del salario mínimo legal.

* De la redacción de Diario Perfil

18/9/2010

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