Acuerdo global para que no haya una nueva ola de devaluaciones

Le darán más peso a China y los emergentes en el FMI en detrimento de Europa. Nuevo round de Timothy Geithner para que Beijing corrija la cotización de su moneda.

Redacción Fortuna

Por Christian Riavale

El Grupo de los 20 (G20) logró imponer este sábado finalmente una tregua en la guerra monetaria que mantiene al mundo en tensión desde hace meses, pero no alcanzó a disipar por completo el peligro de un conflicto comercial y financiero global. El aspecto más significativo de la reunión de ministros de Finanzas que se realizó de Gyeongju, Corea del Sur, fue definir una histórica reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI), que acordará mayor poder a los países emergentes.

Los ministros, junto con los gobernadores de los bancos centrales del grupo, acordaron “abstenerse de practicar” devaluaciones competitivas y permitir que los tipos de cambio de sus monedas sean determinadas por el mercado. También se comprometieron a aplicar políticas tendientes a reducir los desequilibrios excesivos y mantener los superávits de cuenta corriente en “niveles sostenibles”.

La fuerte resistencia de China y Alemania impidió que los Estados Unidos pudieran imponer su proyecto de limitar esos desequilibrios a 4% del PBI. “Somos partidarios de establecer criterios indicativos sobre las cuestiones vinculadas a los desequilibrios mundiales. Pero no creemos que sea muy productivo fijar objetivos cifrados”, comentó Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios.

El comunicado final incluye una crítica apenas velada a los EE.UU. por la política monetaria “demasiado elástica” que practica para sostener su economía. Se trató de una clara alusión al frecuente funcionamiento de la máquina impresora de billetes. “Los países (…) cuya divisa es una moneda de reserva deben permanecer vigilantes contra la volatilidad excesiva y los movimientos desordenados en los tipos de cambio”, indicó el comunicado final.

Más claro fue el ministro alemán de Economía, Rainer Brüderle: “Un aumento excesivo y permanente de la liquidez es una manipulación indirecta de las tasas de cambio”, precisó.

La pulseada entre los EE.UU. y China seguirá hoy cuando el secretario norteamericano del Tesoro, Timothy Geithner, llegue a Qingdao para reunirse con el viceprimer ministro chino Wang Qishan, considerado uno de los artífices de la política económica del gigante asiático.

El resultado más importante del cónclave que cerró ayer fue la histórica reforma de la gobernanza del FMI. Al cabo de dos años de pacientes trabajos, su director general, Dominique Strauss-Kahn, logró un acuerdo para aumentar el poder de los emergentes.

Las grandes potencias cedieron 6% de las cuotas; es decir, la parte de las contribuciones que determinan los derechos de voto. Eso significa que Europa perderá dos escaños en la junta ejecutiva del FMI, de 24 asientos. “Esta es la mayor reforma jamás realizada en la institución”, aseguró DSK, como llaman sus amigos al director gerente.

El acuerdo convertirá a China en el tercer miembro más poderoso delante de potencias tradicionales como Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia. Tendrán mayor peso en el Consejo de Administración nuevos actores como India, Brasil –que pasará al décimo puesto– o Turquía.

El G20 también llegó a un acuerdo para reformar el sistema bancario y las grandes instituciones financieras, acusadas de haber provocado la crisis mundial de 2007/2009. Esas nuevas reglas, conocidas con el nombre de Basilea III, deberán entrar en vigor en 2013 y prevén –sobre todo– un aumento de los fondos propios de los bancos a partir de 2015. Mañana, al abrir los mercados, se conocerá el veredicto definitivo sobre estas decisiones.

* Desde París

25/10/2010

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