El Gobierno acepta ‘algo’ de inflación si la reactivación arranca más rápido

Por Jairo Straccia | Tras el pico inflacionario del primer cuatrimestre, Macri podría tolerar un 2% mensual para que las tasas altas no prolonguen la recesión. Apuestan al crédito y la obra pública.

Redacción Fortuna

Por Jairo Straccia (*)

La tranquilidad que se respira en la Sala Martín Fierro de la Casa Rosada, donde se cocinan las decisiones económicas, contrasta contra la ansiedad de los empresarios y políticos, y con los miedos de la población que, a cinco meses del gobierno de Mauricio Macri, esperan que tras el ajuste llegue la reactivación. Justamente ése es el debate que se empieza a saldar en el gabinete económico: no estará mal visto tolerar algo de inflación para apurar la recuperación económica.

Es que el Presidente no se ha cansado de repetir que en el segundo semestre caerá el costo de vida y llegarán las inversiones, luego de devaluar, levantar el cepo, quitar retenciones y arreglar con los fondos buitre. Pero ese momento es un arco que se corre todo el tiempo.

“La discusión económica va a ser ésa”, asegura un importante miembro del equipo económico. Luego de una inflación que en abril llegó al 6,5% según el índice de la Ciudad de Buenos Aires, la expectativa es que haya “una drástica caída” hasta niveles de 2%. A partir de ahí, anotan los hacedores de política económica, será cuestión de elegir si se quiere crecer más rápido o bajar más la inflación. Ya que ahora, con las tasas fijadas por el Banco Central en 37% y los efectos de las subas de tarifas en el poder adquisitivo, la economía atraviesa un “segundo semestre horrible”, reconocen en Balcarce 24.

Allí entienden que hoy “la menor incertidumbre es la inflación”, y hasta hacen apuestas: creen que mayo, según datos de la Ciudad, rondará el 3,5 (explican que hay un punto de impacto del aumento del agua que no entró en abril), junio puede parecerse a un 2,8 o 3 y julio ya “definitivamente” estará en 2%. Es más o menos la inflación mensual que había a esa altura del año en 2015, con Cristina Kirchner. “Sí, pero desarmamos el monstruo”, se defiende un funcionario que en una libreta se impuso tras el ballotage un objetivo ambicioso: “Cambio de régimen político sin costo social”.

“Y todo esto, con el menor atraso del tipo de cambio posible”, aseguran entre los más destacados hombres del gabinete. De hecho, esperan que a fin de año esté “menos atrasado que hoy”. “No te olvides de que Macri en el fondo es un industrial, y no quiere saber nada con el dólar atrasado”, aventuran, aunque hay dudas  por los efectos del boom financiero (como le plantean inversores que visitan al ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay).

¿Arranca? Con una inflación del 2% mensual (que anualizada a 12 meses llega al 27%), los técnicos de Cambiemos creen que hacia fin de año se recuperará el poder adquisitivo, sin ningún auge, en un marco de otras medidas que cumplirán el objetivo político detrás del plan económico: entrar a 2017 creciendo para tener una buena performance en las elecciones. En esa agenda reactivadora que imaginan en PRO, se incluye:

◆ Ejecutar en “forma urgente” obra pública por $ 200 mil millones, que explican un 3% y que puede tener incidencia directa sobre los puestos de trabajo que se fueron perdiendo en la construcción:

◆ Una baja sensible en el costo de financiamiento de las empresas (que “en breve” llegará a 6%, dicen) para que activen “proyectos guardados”.

◆ El blanqueo de capitales que adelantó Prat-Gay se pondrá en marcha en forma inminente.

◆ El pago a los jubilados de unos 50 mil juicios de actualización pendientes.

Ya en 2017, el imaginario PRO ve un modelo de crecimiento a base de inversión (que salte del 17% del PBI actual a más del 20%), porque entienden que crecer al 3,5% anual a largo plazo “sería revolucionario”. En los remozados salones de Casa de Gobierno, donde se lucen murales de Ricardo Carpani, quedó una placa con una frase de Borges de los tiempos de los Kirchner:  “El mito es la última verdad de la historia, el resto es efímero periodismo”

Hacia el ajuste versión 2017

Es muy probable que “los peores momentos” del gobierno de Mauricio Macri, como dijo el senador Federico Pinedo, hayan sido éstos. Pero eso no quita que los que trabajan en el presupuesto del año que viene ya piensen en más austeridad. Recuerdan que el déficit fiscal este año bajará al 4,8%, “de los que todavía cerca de cuatro puntos son subsidios, que hay que seguir recortando”. “El año que viene hay que bajar el gasto, por eso hay que hacer un presupuesto inteligente”, aseguran. La ley de leyes se presenta en septiembre. Los organismos públicos ya preparan sus pedidos de partida para elevarlos a la Jefatura de Gabinete que comanda Marcos Peña y equipo. Desde allí, hace semanas se tomó una decisión: se congelaron las vacantes. De esa forma, persona que se jubile no será reemplazada. Aspiran a achicar así entre 2 y 3% por año la planta del Estado nacional. “De los 3 millones de empleados públicos, solo 800 mil son de la administración federal, por eso queremos que las provincias nos imiten y congelen vacantes”, dicen. Ese presupuesto, sin embargo, incluirá nuevas escalas en Ganancias y un nuevo piso para bienes personales.

(*) Publicado en la edición impresa de Diario PERFIL.