The Economist analiza la baja productividad de los trabajadores latinoamericanos: ¿Vagos?

El medio inglés destaca cuatro factores como las razones fundamentales de esta problemática.

Redacción Fortuna

En su artículo "Why are Latin American workers so strikingly unproductive?"("¿Por qué los trabajadores latinoamericanos son tan improductivos? ", el periódico inglés "The Economist" analizó la productividad de los países latinoamericanos catalogándola como una de las peores del mundo. 

Al respecto informa que, según datos del Banco Mundial, los trabajadores latinoamericanos se ubican como los segundos menos productivos del mundo, detrás de Medio Oriente.

En la nota, el medio inicia diciendo que en los últimos 50 años las economías de América Latina decepcionaron a los políticos. Asimismo, enumera diversas situaciones ocurridas en las décadas del 80, 90 y finales del 2000 que afectaron el crecimiento productivo de los países. 

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En ese sentido, el artículo compara el ingreso per cápita de los trabajadores latinoamericanos con los del este de Asia a principio de los 60 y muestra que en la región se ganaba tres veces más. Sin embargo, para 2012, ambas regiones tenían el mismo nivel. Hacia 2022, los ingresos en Asia oriental eran aproximadamente un 40 % más alto que los de América Latina.

Incluso, revela que, durante las últimas tres décadas, el PIB per cápita de los latinoamericanos se estancó en poco más de la cuarta parte, en comparación al de Estados Unidos.

En cuanto a los motivos que explican por qué las economías latinoamericanas están en tan mal estado, "The Economist" niega que sea por faltan de trabajadores y destaca cuatro posibles factores: una pobre inversión en el sector productivo, un fortalecimiento de los oligopolios, una menor educación y una enorme informalidad laboral. 

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En esa línea, resalta que los países de la región invierten el equivalente a solo el 20 % de su PIB regional, en comparación con el 25 % del PIB del mercado emergente promedio. Sin embargo, incluso en países donde la inversión ha sido alta, el PIB sigue languideciendo. 

 

Cabe señalar que desde el FMI descreen que la falta de inversión sea un motivo de peso para que se de esta problemática. De hecho, piensan que culpar a la inversión por el lento crecimiento confunde la causa con el efecto. Según su análisis, es el bajo crecimiento de América Latina lo que provocó su baja inversión. La inversión interna depende de los ahorros de los hogares, de los cuales los trabajadores de la región tienen relativamente poco debido a sus bajos salarios. Y el capital extranjero escasea porque los inversionistas piensan que si colocan su dinero en otra parte obtendrán un mejor retorno.

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En cuanto a la educación, el artículo detalla que, antes del covid-19, los jóvenes latinoamericanos de 15 años estaban, en promedio, tres años por detrás de sus pares en la OCDE en pruebas de ciencias, matemáticas e inglés. Hoy en día, se estima que la brecha sea peor. Según un informe de Unicef, las escuelas en América Latina y el Caribe tuvieron algunos de los cierres más prolongados, permaneciendo completamente cerradas durante 158 días desde marzo de 2020 hasta febrero de 2021, en comparación con el promedio mundial. de 95 días.

Con respecto al problema de los oligopolios, la nota menciona que, en Chile por ejemplo, las 50 empresas más grandes representan más del 70% del PIB. En Colombia, los conglomerados estatales representan el 25% de los ingresos de las 100 empresas más grandes. "Las empresas latinoamericanas disfrutan de mayores márgenes comerciales que las del resto de la OCDE", resalta.

Asimismo, sostiene que los gobiernos empeoran el problema, a menudo acordonando industrias de posibles nuevos participantes o elevando los costos con trámites burocráticos. En los países de la región, las leyes de competencia son escasas, mientras que la corrupción no ayuda. En demasiadas partes se permite que prosperen acuerdos dudosos entre empresas y gobiernos.

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Sin embargo, para "The Economist"; ninguno de estos es el problema fundamental. Ese "privilegio" se lo lleva la informalidad laboral. Por ejemplo, en Brasil y Perú, más de la mitad de la mano de obra potencial está empleada de manera informal. En Bolivia, la proporción es del 82%, según la Organización Internacional del Trabajo.

Según una estimación, América Latina tiene la economía informal de más rápido crecimiento en el mundo, en términos de PIB por persona. Para pasar desapercibidas, las empresas se mantienen pequeñas. Eso significa que no pueden aumentar la producción, lo que reduciría sus costos. El sistema financiero también se ve afectado cuando se invierte mucho valor en empresas informales y trabajadores que no utilizan los bancos convencionales. Se sofoca la creación de crédito, lo que significa que menos empresas obtienen préstamos.

La informalidad muestra que una economía está enferma, pero “no es la enfermedad”, dice Santiago Levy, miembro del Instituto Brookings, un grupo de expertos. Al igual que el crecimiento lento, las economías ilegales no crecen por sí solas. En gran parte de la región, los altos costos de contratación de personas —en forma de burocracia, aportes a la seguridad social y salarios mínimos— impiden que las pequeñas y medianas empresas contraten personas formalmente. En algunos lugares, como Argentina, las estrictas leyes laborales hacen que sea casi imposible despedir empleados. De acuerdo con el Banco Mundial, el salario mínimo en Colombia es más alto que en la mayoría de los países de la OCDE, en relación con los niveles de ingresos medios.

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La corrupción dentro de los sectores formales, como cuando un funcionario de aduanas pide un soborno o un oficial de policía hace la vista gorda ante la delincuencia, también reduce el costo de ingresar al sector informal. 

Para el periódico, abordar la mayoría de estos problemas es desagradable para los políticos. De hecho, alrededor de 300 millones de personas en todo el continente han llegado a depender de las dádivas de gasto social para sus ingresos, la atención médica o la educación de sus hijos. El riesgo de perder sus votos evita que se realicen cambios drásticos en estas políticas en el corto plazo. Mientras tanto, tomar medidas drásticas contra los oligopolios podría poner en peligro una fuente de financiamiento de campañas políticas. Hacer que las industrias sean más competitivas también reduciría las ganancias. Es probable que el progreso en la educación sea lento, sobre todo porque la región tiene varios sindicatos de docentes poderosos.

Para "The Economist", América Latina necesita un replanteamiento de la política económica. Un sector informal más pequeño y más competencia contribuiría en gran medida a lograr ese objetivo. En caso contrario, los formuladores de políticas corren el riesgo de iniciar una nueva década de crecimiento lento, y otras excusas más para describirlo.

 

RM