La industria automotriz mira al dólar, pero el consumidor mira otra cosa: dejar de tener un auto.

En 2026 se verá una aceleración todavía más clara: el carsharing dejará de ser un complemento del sistema automotor para convertirse en su contrapeso.

Gerardo Germanó*

Las ventas de autos en Argentina cayeron fuerte en noviembre: 34.905 patentamientos, una baja del 33,2 % frente a octubre y un descenso del 3,6 % interanual. Mientras tanto, el mercado de usados también se contrajo un 11,9 %.

El sector automotor reaccionó como siempre: culpa al contexto, al estancamiento, a la inflación, al humor social, al dólar. Pero esa explicación —que se repite cada año— pierde algo fundamental: la gente está cambiando la forma en la que quiere moverse.

Y este cambio no se explica con una planilla de costos. Se explica con comportamiento.

Las marcas chinas están redefiniendo el mercado automotor en Argentina

El nuevo consumidor no quiere un auto

Durante décadas, tener un auto fue un símbolo de status, independencia y previsibilidad.

Hoy, para millones de personas, es un gasto inmóvil, una carga física y financiera, y un activo que pierde valor mientras pasa el 90 % del tiempo estacionado. Eso ya no tiene sentido en 2025.

El usuario moderno, digital, urbano y viajero entiende que poseer un auto en un contexto económico incierto es un oxímoron: máxima inversión para mínimo uso.

Por eso aparece el carsharing. Y, contrariamente a lo que muchos piensan, no aparece como respuesta a la crisis: aparece porque el comportamiento cambió antes. La crisis sólo acelera lo inevitable.

“La industria puede triplicar su producción en el mediano plazo”

Argentina es parte de un fenómeno global

En Rentennials cerramos 2025 con un incremento del 88 % en los ingresos consolidando la propuesta en toda la región, además concluimos el año habiendo transaccionado más de 1160 M de pesos.

En Latinoamérica el carsharing está explotando. En Estados Unidos, lo mismo. ¿De verdad alguien puede creer que esto no influye en las ventas de autos?

La industria automotriz sigue analizando el mercado como si el único problema fuera la sensibilidad al precio. Pero el verdadero desafío es otro: la demanda estructural se está desplazando hacia modelos flexibles, colaborativos y digitales.

Grupo Dietrich: Una receta para liderar el futuro de la movilidad

La movilidad dejó de ser un producto

Quien compra un auto hoy, compra tres cosas que no quiere:

  1. Depreciación.
  2. Mantenimiento.
  3. Inmovilidad

Quien usa carsharing compra lo contrario:

  1. Uso cuando lo necesita.
  2. Libertad de costos.
  3. Velocidad, digitalización y cero fricción.

Eso explica por qué nuestros usuarios activos en la app y web crecieron más de 200%, por eso logramos más de 3 mil alquileres este año, por qué propietarios integran sus autos para generar ingresos y por qué los turistas ya consideran el carsharing como parte natural de su viaje.

¿Cómo funciona la primera plataforma 100% dedicada a subastas de autos y motos en Argentina?

2026: ¿Será el año en que el automóvil deja de ser la primera opción? La pregunta ya no es “¿por qué se venden menos autos?”. La pregunta es: ¿qué pasará cuando una generación entera entienda que no necesita tener uno?

En Argentina, en Latam y en Estados Unidos, ese punto de quiebre ya empezó.

En 2026 veremos una aceleración todavía más clara: el carsharing dejará de ser un complemento del sistema automotor para convertirse en su contrapeso.

Y la industria deberá enfrentar una realidad que evitó durante demasiado tiempo: El futuro de la movilidad no está en fabricar más autos, sino en usarlos mejor.

Sí: la macro influye. Pero no explica todo. La caída en las ventas de autos es, en gran parte, el resultado de un cambio cultural irreversible. La gente no quiere un auto en la puerta. Quiere movilidad en el bolsillo. Y ese futuro no lo construyen las automotrices. Lo construye la gente.

*CEO y founder de Rentennials.