Jugos Baggio con problemas familiares y gremiales

Redacción Fortuna

Se trata de la firma BAGGIO. Uno de los cuatro propietarios quiere vender su 25%, pero sus hermanos se oponen. Además, el gremio de camioneros impidió el acceso a sus plantas.

Son tiempos movidos para la firma Baggio. La empresa que produce la tradicional marca de jugos transita por caminos inciertos y conflictivos. Por un lado, está el frente interno, donde hay una disputa entre los cuatro hijos de Rufino Pablo Baggio (el fallecido fundador de la empresa), porque la única heredera mujer (Celia) quiere vender su parte en la compañía (posee el 25%), a lo que sus hermanos se oponen. Por el frente externo, la firma sufrió bloqueos por parte del gremio de los camioneros a sus plantas industriales y de distribución en varias provincias, que casi le paraliza la producción, pero gracias a la intervención del ministerio de Trabajo, el conflicto gremial quedó stand by a la espera de una solución.

La compañía es la principal productora de jugos del país. Es famosa por los jugos Baggio y el vino de mesa Uvita. Tiene ventas anuales por $ 1.600 millones y exporta leche fluida, vinos y jugos con marca a 50 destinos Pertenece a la familia Baggio, oriunda de Gualeguaychú, ciudad en la que la compñaía posee su principal centro fabril. Fue creada en 1959 por don Rufino Baggio, quien falleció hace tres años y dejó el negocio en manos de Rufino (h), quien es dueño del 25% de las acciones. Los tres hermanos restantes son Alejandro, Aníbal y Celia Baggio, quienes participan del directorio en calidad de accionistas, pero no están involucrados en la operatoria diaria de la compañía.

Los varones, que viven en Entre Ríos, hacen negocios agropecuarios. Alejandro a través de El Arranque, una cabaña que exporta semen de toro entre otros negocios. Y Aníbal invierte tiempo y dinero en actividades agrícola-ganaderas, con fuertes apuestas en campos y fabrica y comercializa la yerba marca Moconá. Celia, la única que no vive en Gualeguaychú, está abocada a inversiones en real estate. “Creo que se dedica a hacer negocios inmobiliarios. No sé bien, hace mucho que no la veo y no vive acá (Gualeguaychú). Pero tengo entendido que le pidió a un amigo suyo que le busque un comprador a sus acciones. Pero mi padre falleció hace poco más de tres años y el proceso de sucesión aún no está terminado”, afirma Alejandro Baggio, anticipando el primer impedimento para su hermana.

Tras la muerte del patriarca, Celia comenzó a mover los hilos para vender su porción de activos, lo que no habría sido bien visto por los hermanos. Al parecer, pretenden mantener una postura que fue ley para su padre; no enajenar la compañía. A tal punto deseaba mantener a la empresa como joya de la familia, que llegó a rechazarle a FEMSA una oferta de u$s 180 millones en 1998.

Celia habría pedido a un abogado de Gualeguaychú que se ocupe de hacer contactos con bancas de inversión que pudieran estar interesadas en comprarle sus acciones. La empresa es muy atractiva por dos cuestiones fundamentales. La primera de ellas es que en jugos tiene el 80% del market share, siendo su principal competidora Cepita, de Coca Cola. El segundo de los puntos que hace a Baggio muy tentadora es su entramado de logística y distribución que le permite abastecer eficientemente a todo el país.

BLOQUEOS

Esa valiosa logística fue puesta en jaque el pasado 6 de abril por el clima de conflictividad gremial que afectó la operatoria de la compañía. El Sindicato de Camioneros de Entre Ríos, que responde a Hugo Moyano, bloqueó los ingresos y egresos de la planta de Baggio en el parque Industrial de Gualaguychú, donde se elaboran jugos, lácteos, snack, aguas, gaseosas y sodas con diferentes marcas propias. Lo mismo sucedió en la fábrica de Mendoza, donde tiene bodegas y una planta productora de salsas de tomates y aceites de oliva; en el centro de distribución en Boulonge; en San Luis, donde tiene una procesadora de jugos; en San Juan donde fabrica vinos; además de las plantas de Usuhaia y Córdoba, puntos en los que la empresa posee plantas o distribuidoras.

La medida se hizo para exigirle a Baggio la incorporación de 60 trabajadores despedidos por Distribuidora Paredes, que le prestaba servicios en forma tercerizada. Ante la negativa de la empresa a asumir una responsabilidad que considera ajena, los camioneros mantuvieron el bloqueo hasta dejar a la firma al borde del desabastecimiento de insumos. De hecho se empezó a analizar dentro de las fábricas la alternativa de otorgar licencias obligatorias, ya que la producción bajó hasta el 30% de la capacidad por falta de materias primas. La intervención del Ministerio de Trabajo, que dictó conciliación obligatoria, permitió descomprimir el conflicto, que seguirá latente hasta que las partes lleguen a un acuerdo definitivo, cuestión que están negociando en estos días.

En cuanto a la intención de venta de la accionista Celia no parece que será sencilla de concretar. No sólo por los asuntos legales y la conflicitividad gremial que incrementa los costos operativos de la firma, sino además porque los potenciales interesados querrían tomar el control de la misma, y no compartir decisiones con tres hermanos que aglutinan el 75% de los votos.

7/5/2010

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