Por Edgardo Besimsky* / Ante la cuarentena por el covid-19, qué debe hacer un líder corporativo para lograr motivar a su equipo.
Con el covid-19, todos nos hemos visto afectados: desde los estudiantes en el sistema educativo hasta los ancianos. Muy pocos no han tenido que modificar su forma de vivir y de trabajar, de una manera u otra.
Si nos detenemos a analizar, un grupo que ha sido sensiblemente afectado, quizá por la responsabilidad que carga sobre ellos, es el de los “líderes corporativos”.
Algunos están aprendiendo a trabajar de forma remota, al igual que sus empleados. Otros están haciendo malabarismos con la integración entre el trabajo y la vida personal y tratando de determinar cuándo dejar el trabajo y comenzar el tiempo en familia. Si bien las decisiones organizacionales y los factores estresantes no han desaparecido, hay nuevas cuestiones que han surgido a partir del covid-19. De este modo, la crisis, la incertidumbre y la angustia impactan e influyen a todos.
En este sentido existe un común denominador que atraviesa esta pandemia: todos estamos juntos en esto.
Si hacemos foco en quienes dirigen las empresas, se suma que están sometidos a muchas presiones, tales como mantener los resultados para lograr la supervivencia de sus empresas y al mismo tiempo contener a su personal y mantenerlo motivado.
De hecho, a veces escuchamos en los líderes la frase "Es solitaria la cima", lo que implica que cargan con el estrés y la responsabilidad que no pueden sentir con tanta fuerza los empleados de otros niveles dentro de una organización.
Si nos preguntamos cuáles son las cuestiones que hay que tener en cuenta para liderar en medio de la incertidumbre, podemos citar las siguientes, surgidas de un conjunto de encuestas de pulso aplicadas en múltiples organizaciones a nivel mundial:
La flexibilidad es clave. Los líderes que pueden pensar con optimismo, pedir feedback y aceptar la incertidumbre son más propensos a ser vistos por los demás como los precursores en adaptarse a estos tiempos inciertos. Es fundamental liderar de manera positiva y mostrar a los empleados que, si bien nuestro mundo puede estar atravesando una crisis, necesitamos ser capaces de manejarnos bien con la ambigüedad y la incertidumbre para poder superarlas. Los que pueden involucrarse en comportamientos que demuestren una adaptación exitosa al cambio estarán más equipados para liderar estos tiempos inciertos. Es importante que los líderes trabajen con su personal para establecer "equipos de trabajo" que ayuden a la organización en este período.
Los empleados quieren ser escuchados y saber de su líder. Es crítico en tiempos de incertidumbre que los empleados vean a sus líderes no como "héroes", sino como seres humanos reales que también entienden el miedo. Nadie espera que los líderes tengan todas las respuestas, que es la razón por la que quizás algunos de ellos, a veces sienten que no pueden ser abiertos y comunicativos con sus empleados en tiempos de incertidumbre. Sin embargo, un simple "gracias, entiendo que es un momento difícil" puede ser muy útil. Los empleados no esperan reuniones virtuales semanales, pero quieren saber que, si es necesario, existe una política de puertas abiertas "virtual".
Se necesita empatía. Para la mayoría de los empleados que están acostumbrados a trabajar en una oficina, sus vidas diarias ahora son diferentes. La forma en que realizan el trabajo, interactúan con los demás o incluso dejan de trabajar para comenzar el tiempo familiar ahora ha cambiado, y de manera bastante abrupta. Muchas madres y padres ahora tienen que trabajar de forma remota, mientras cuidan a sus hijos o ayudan a sus mayores, están en llamadas de conferencia y tienen que generar resultados para su trabajo. Los empleados temen la incertidumbre, además de tener que adaptarse rápidamente a un nuevo estilo de vida en cuestión de días. Necesitan saber que sus líderes se preocupan por ellos y continuarán poniendo la seguridad y la salud de sus empleados primero, por encima de todo.
¿Ellos o ellas? No…, pensemos en término de “ellas y ellos”
No se trata de debatir sobre liderazgo masculino o femenino, sino, más bien, de considerar a los dos modelos como bases de partida, cuya integración y complementariedad representa posiblemente el futuro del mejor liderazgo.
Es muy importante mencionar que los dos arquetipos (femenino y masculino) pueden ser exhibidos tanto por hombres como por mujeres, y aunque existe una predisposición natural, también sabemos que ambos géneros pueden adquirir y utilizar características de los dos modelos de liderazgo. De hecho, hasta ahora, las mujeres líderes de las organizaciones a menudo han tratado de imitar el liderazgo masculino, aplacando varias buenas características para las que están más predispuestas.Carisma y valor son consideradas las principales características masculinas y, a menudo, de una mujer líder se espera que muestre estos atributos masculinos. Pero, a partir de una crisis como la generada por la actual pandemia, queda en evidencia la necesidad de aplicar un nuevo paradigma de liderazgo, basado en las mejores características de los dos modelos, sin dejar de lado las virtudes del clásico liderazgo masculino, pero con un enfoque especial hacia las cualidades de flexibilidad, empatía y capacidad de negociación típicas del modelo femenino.El desarrollo básico de los líderes aún está enraizado principalmente en su formación técnica. Se consideran como más relevantes los atributos de pensamiento estratégico y lógica, que los de sentimiento, escucha y empatía. El desarrollo de los futuros líderes necesita, en cambio, una nueva perspectiva que valore la empatía y la gestión del cambio como claves.A partir de esta gran crisis, se va a reforzar la necesidad de reflexionar en relación a la redefinición del estilo de liderazgo preponderante en las organizaciones, pensar en una versión ideal para el futuro, que incorpore lo mejor de los dos mundos. ¿Será posible esta revolución?
Los líderes organizacionales están preocupados por su gente y sus resultados. Esta es realmente una prueba de capacidad de liderazgo, pero en este momento de cambio sin precedentes, lo que parece un desafío puede convertirse rápidamente en una oportunidad.
Mirando hacia adelante, aquellos que pasen tiempo enfocándose en su gente, siendo abiertos al cambio y empáticos, saldrán fortalecidos de esta crisis, pero será crítico para las organizaciones tanto el brindarles a dichos líderes ayuda en este proceso, como el medir el impacto de este cambio en sus empleados.
En definitiva, las acciones llevadas a cabo por cada empresa y su liderazgo serán juzgadas, sus valores serán analizados y su capacidad para adaptarse y evolucionar el negocio determinará su éxito.
*Gerente Gestión de Talento y Compensaciones de Willis Towers Watson