Los impulsores de este tipo de locales generan vínculos entre los emprendedores para que trabajen de forma conjunta en sus proyectos.
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Por Bàrbara Defoix (*).
Los espacios coworking aterrizaron en nuestro país en noviembre de 2007 pero recién hace unos años la oferta empezó a diversificarse ante la apertura de varios locales. El surgimiento de este tipo de oficinas tiene su origen en un movimiento que se inició en 2005 en la ciudad estadounidense de San Francisco donde un grupo de personas del mundo de la tecnología empezó a encontrarse en cafés o viviendas particulares para llevar a cabo trabajos personales pero también en equipo.
El perfil del emprendedor coworker evolucionó. Mientras que en principio la demanda la lideraban los jóvenes relacionados con el mundo de Internet y la tecnología, hoy en día todos los ámbitos laborales están representados en este tipo de espacios, desde trabajadores del mundo del derecho, la traducción o publicidad hasta diseñadores web. Asimismo, la franja etaria también se amplió.
Un ejemplo de ello es Germán Casado de Achával, quien hace tres años fundó su consultora de selección de personal tras trabajar 9 años para una multinacional. Según su testimonio, la ventaja económica que supone este tipo de locales es mayor debido a que al compartir todos los costos de los servicios es mucho más conveniente. “He entablado buenas relaciones, de hecho con los que comparto piso todos los jueves hacemos una gran picada y contamos como nos va”, explica a Perfil.com, aunque puntualiza que el compañerismo “depende mucho de la gente que habita en el espacio, nosotros tenemos un vínculo fuerte armado por nosotros mismos más que el que puede generar la empresa de cowork, que solo lo incentiva”.
Hay negocios que ofrecen en Argentina flexibilidad horaria y de espacio más enfocados al desarrollo de los proyectos personales pero no al ‘networking’. El auténtico 'coworking' tal y como fue concebido no solamente brinda un lugar físico sino que promueve un auténtico trabajo en conjunto y crea una “comunidad” al generar vínculos entre los miembros.
Uno de los valores añadidos de los espacios coworking es la oferta de servicios como talleres, charlas y asesoramiento para el emprendedor. Pero además, con la finalidad de generar una comunidad de profesionales, se trascienden los ámbitos laborales y se crean espacios sociales donde los miembros de la empresa puedan relacionarse a un nivel más informal: after office, asados, fiestas en fechas señaladas, reuniones de creatividad, desayunos grupales y hasta actividades físicas como ligas de fútbol mixtas o clases de stretching.
El director responsable de Widú, ubicado en el Parque Austral Edificio M3 en Pilar, explica a Perfil.com que el modelo del espacio coworking se genera debido a que la gente necesita “no solo el espacio físico, sino interactuar”. “Al convivir con unidad con otros profesionales que tienen proyectos de alguna manera empieza a construirse sinergia y una comunidad”, amplia.
Trujillo analiza que la clave de su proyecto es precisamente impulsar las relaciones personales: “Hay una bisagra entre lo que es técnico y social. Nosotros potenciamos mucho el espacio social porque es donde se dan conversaciones de interacción. En una reunión te hablaré de los aspectos técnicos de mi proyecto, pero con una gaseosa mediante surgen otros temas como mis problemáticas, frustraciones, errores y quizá te das cuentas que al otro le pasa algo parecido y eso es lo que hace que la comunidad vaya construyéndose: factores comunes”.
Area Tres, creada en 2009 por el estadounidense Martin Frankel, trabaja para poder tener ese elemento distintivo: una comunidad de profesionales que colaboran entre sí. “El que quiere sólo una oficina no lo queremos aquí porque no nos da el valor agregado que buscamos”, puntualiza el emprendedor. En ese sentido, amplia: “Con el objetivo de crear una sinergia nuestras membresías no son por horas, si alguien está por un tiempo tan limitado no va a dedicarse a hablar con el de al lado, que es lo que hará que se inicie una posible colaboración”.
Con el objetivo de incentivar los vínculos de la comunidad, Area Tres creó un puesto para que una persona de la empresa esté informada de todos los proyectos que se gestan dentro de la compañía y, de ese modo, poder conectar emprendimientos. Esta función la lleva a cabo Pablo Croci, quien tiene una agencia de marketing digital: “Yo tengo ese objetivo en mi rol pero me parece que es más la concepción de un lugar que le pone alma”, valora, y añade: “La comunidad se construye a partir de acelerar esos procesos de conocimiento entre los miembros. Si no los aceleramos mediante un asado o un partido de fútbol es mediante un café. No todos somos naturalmente simpáticos y extrovertidos, ahí es donde el coworking tiene que poder acelerar esa empatía entre los miembros”.
El arquitecto Alejandro Gawianski está al frente de la empresa HIT desde hace un año. Sobre su contribución a este modelo de negocio consigna: “Aportamos el concepto de hotelería: brindar todo los facilities para que los emprendedores y empresas se focalicen en su core business y nos terciarizan todo lo que tiene que ver con el funcionamiento del lugar. Pero lo más atractivo de esta nueva categoría de coworking es la creación de una comunidad, la idea de 'trabaja por tus propios sueños pero no de forma aislada'”.
En todos los espacios de HIT hay elementos comunes: un workcafe y áreas colaborativas con sillones. “En estos lugares se promueve mucho la actividad social. Casi todos los días hay un after office, un par de veces por semana hay charlas y una un coworker hace una presentación de su modelo de negocio y la gente participa y opina. También tenemos una network interna que sería como una red social productiva que aumenta la colaboración”, expone Gawianski. No obstante, indica que en sus empresas ya son los propios miembros quienes llevan la iniciativa para formarse: “Generalmente no es que lo promovemos nosotros, al principio sí, pero ahora ya es interno. El objetivo es que la gente se apropie del modelo”.
De la redacción de Perfil.com | Twitter: @BarbaraDefoix
