El gerente de la Cámara de Importadores de la Argentina (CIRA), Miguel Ponce, analiza la situación actual de la industria. “En algunas medidas, las decisiones son de principiante”.
Por Noelia Fraguela
Desde el 30 de julio, la caída de cualquier acuerdo con los fondos buitre dificultó nuevas formas de financiamiento externo, complicando aún más la circulación de dólares en la producción e importación de bienes e insumos. Mientras tanto, el director del Banco Central, Alejandro Vanoli, hace equilibrio para sostener un monto mínimo de reservas.
En ese marco, el gerente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), Miguel Ponce, analizó el vaivén del sector y auguró que, pese a la incertidumbre, “hay esperanza”.
- ¿Qué pasó en la industria a partir del fracaso en las negociaciones?
- Se agitaron todos los fantasmas del último default, lo que implicó un endurecimiento de las reglas para el comercio exterior. Antes vos conseguías que los bancos internacionales financiaran tu proceso productivo a tasas que iban entre el 7, 8, 9% y eso se cortó de raíz. Ahora, los proveedores piden pago por adelantado y las reservas del Central no alcanzan. De una caída del 1% de la actividad y el PBI, pasamos a una caída del 3%. De una inflación del 30, subimos a una del 40, 45%. De estancamiento, nos fuimos a la recesión.
- ¿Cómo llegamos a esto, teniendo en cuenta que la coyuntura internacional fue muy favorable para nuestra economía en los últimos años?
- No se tomaron medidas anticíclicas porque se pensó que esto iba a durar para siempre. Esa famosa “sintonía fina” que la presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) había prometido después del 54% no se produjo. La política energética fue un fracaso y nuestra inversión es la más baja de toda la región.
- ¿Por qué son tan necesarios los dólares para la industria nacional?
- Tenemos una industria de ensamble. La matriz importadora de Argentina ha pasado de un 82% a un porcentaje por arriba del 90%. Se necesitan dólares para importar insumos que se usan en la producción. Lo de la sustitución de importaciones fue un discurso más. Sin dólares no hay insumos, no hay producción, no hay exportación, no se generan divisas. Es un círculo. Las exportaciones han caído durante 10 meses consecutivos, probablemente la serie más larga en la historia.
- Sin embargo, desde el Estado se estimula al consumo...
- Hay una contradicción en el discurso: lanzan el plan “Ahora 12” para vender más línea blanca, electrodomésticos, motocicletas, bicicletas, textiles y calzado, pero retienen los insumos para esos mercados.
- ¿Cómo pueden cometerse errores que parecen tan evidentes?
- Porque quienes se ocupan de esto ignoran el proceso productivo nacional, nunca han pisado una fábrica. En algunas medidas, las decisiones son de principiante. Creo que hay mucho de teoría política, pero en la práctica no sirve. No le podés seguir echando la culpa a conspiraciones, al afuera, a que todos están en contra nuestro. Hay que asumir la ley de causa y efecto.
- ¿Cuál es la salida de este estancamiento?
- Acá va a haber una piedra de toque, que es enero. Si pasada la famosa “cláusula Rufo”, hay acuerdo, volvemos a tener acceso al financiamiento internacional y las cosas van a ir mejorando de manera paulatina. Además, al ser año electoral, van a aparecer inversiones privadas que apuesten a los candidatos fuertes. Pero noviembre y diciembre van a ser meses durísimos.
- Entonces, se podría decir que el panorama a futuro es favorable...
- Yo soy muy optimista en el largo plazo. Estamos parados frente a un final de época, que es más que un final de ciclo. El hecho de que los cuatro candidatos presidenciales más fuertes hayan sido aplaudidos de pie por todo el auditorio en el coloquio de IDEA es una muestra de los signos de lo que viene. Pudieron estar dos horas discutiendo, marcando sus diferencias y aceptando otras posturas sin matarse a tiros ni ver al otro como enemigo. Quedó bien claro que se va a poder concretar una política macroeconómica consensuada.
Ahora, en el corto plazo, la verdad que estoy preocupado…
