El fundador Caffé Romagnoli cuenta cómo nació su pasión por emprender y por qué eligió al país como una opción viable para instalar sus negocios.
La mejor forma de definirlo sería decir que es un trotamundo gastronómico. Maurizio Romagnoli, fundó Caffé Romagnoli y está viviendo en la Argentina, pero ha viajado por muchos países. “Mi historia está marcada por una serie de experiencias en diferentes lugares. Comencé mi travesía en Brasil, luego viví en Cuba, Italia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua y entre otros. No considero que sea un trotamundos casual, ya que en la mayoría de estos lugares tuve estancias prolongadas y me involucré en diversas actividades y trabajos”. Así cuenta Maurizio un poco de historia, la que lo llevó a lanzar una marca de café con su propio apellido.
Sus primeros pasos gastronómicos fueron en Italia, donde junto a su familia se dedicó al negocio de la cocina rápida, pastelería y heladería. En Cuba, luego se enfocó en actividades de importación y exportación, así como en trabajos relacionados con el mantenimiento y la industria hotelera. “Mi pasión –cuenta- por la gastronomía me llevó a emprender en este campo una vez más, esta vez en Argentina, donde vi oportunidades y desafíos únicos que me motivaron a seguir explorando y diversificando mi presencia en la industria alimentaria”.
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Fortuna: ¿Qué lo llevó a venir a Argentina con diversos negocios gastronómicos?
Romagnoli: Lo que me impulsó a venir a Argentina con varios negocios gastronómicos fue la oportunidad que vi en el mercado y mi deseo de emprender en diferentes tipos de restaurantes y cafeterías. Comencé abriendo un local cubano, Mojitos de Cuba, en el barrio de Flores, debido a mi relación con mi futura esposa, quien es cubana. Luego, al notar la falta de restaurantes italianos de las últimas generaciones en Argentina, decidí aventurarme con un restaurante italiano. Además, mi experiencia en la industria gastronómica y mi interés en diversificar mis emprendimientos también influyeron en esta decisión.
Fortuna: ¿Por qué la diversidad en esos negocios? Muchos hablan de que lo mejor en el negocio gastronómico es poner el foco en un negocio, sin embargo tiene una marca de café, un restaurante de comida italiana, otro cubano.
Romagnoli: Opté por diversificar mis negocios gastronómicos para evitar depender de un único enfoque. Creí que era importante no poner todos mis recursos en una sola dirección. Al tener una variedad de restaurantes con diferentes tipos de cocina (cubana, italiana, gourmet, no gourmet, etc.), puedo atender a diferentes segmentos de mercado y reducir los riesgos asociados con centrarme en un solo negocio. Esta diversificación me permite abordar distintas preferencias y gustos de los clientes, lo que podría aumentar mis oportunidades de éxito en un mercado competitivo como este.
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Fortuna: ¿Cómo está el negocio del Café propio? ¿Es un mercado muy competitivo con jugadores fuertes, qué posibilidades vio ahí y cómo le está yendo?
Romagnoli: El negocio de mi propio café, Caffé Romagnoli, está en una posición interesante en Argentina. Aunque la competencia no es tan intensa como en Italia, donde los cafés son abundantes en cada pueblo, he observado un espacio para competir en el mercado de cafeterías especializadas. Especialmente en áreas fuera de la capital, siento que hay posibilidades para destacarme. Nosotros ofrecemos un café especializado italiano, un blend de mezclas de café de Colombia, Brasil, Costa Rica y Vietnam, que brinda una propuesta única en el mercado y por suerte nos va bien. Tenemos presentaciones en cápsulas compatibles con las máquinas más famosas del mercado y distintas variedades, además de vender el café de máquina. También ofrecemos las máquinas en comodato para bares restaurantes, es decir, nos adaptamos a los distintos requerimientos del mercado.
Fortuna: ¿Cómo ve el contexto actual y el negocio gastronómico? Los precios suben, los sueldos no alcanzan, pero los restaurantes están llenos, ¿Cómo se explica?
Romagnoli: Desde mi perspectiva, el contexto actual en Argentina presenta desafíos económicos, como la inflación y la limitación del poder adquisitivo de los sueldos. Sin embargo, los restaurantes -algunos, no todos- siguen atrayendo a clientes y están llenos. Esto podría deberse a la importancia cultural y social que la comida tiene en Argentina, donde las personas están dispuestas a gastar en experiencias gastronómicas a pesar de las dificultades económicas. Mi enfoque en diversificar mi oferta gastronómica podría también estar contribuyendo a mantener un flujo constante de clientes.
