El empoderamiento de las mujeres no solo es una cuestión de género, sino una necesidad para el desarrollo económico y social de la región.
En los últimos años, las mujeres hemos avanzado significativamente en cuanto a visibilidad y liderazgo en el ámbito empresarial, pero la brecha en el emprendimiento sigue siendo una realidad que debemos abordar. Aunque cada vez vemos más mujeres en puestos de decisión, la participación femenina en la creación y gestión de empresas sigue siendo baja. Sin embargo, el panorama está cambiando. Cada vez son más las mujeres que se animan a emprender, gracias al apoyo de redes y al acceso creciente a nuevas oportunidades.
Empecemos por lo positivo: según el último informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2024 vemos un aumento de la actividad emprendedora de las mujeres. El informe GEM 2024 destaca un aumento constante de la actividad empresarial de las mujeres en los últimos tres años.
Las tasas de creación de empresas por parte de mujeres en todo el mundo aumentaron hasta el 10,4% en 2024, frente al 6,1% a principios de la década de 2000. En Argentina el número es más auspicioso: 1 de cada 3 micropymes son lideradas por mujeres y el 50% de las PyMes son lideradas por mujeres.
Las mayores tasas de creación de empresas se registraron en América Latina, el Caribe y los países de renta baja, donde sigue prevaleciendo el espíritu empresarial impulsado por la necesidad.
A pesar de estos avances, los números siguen reflejando una subrepresentación. Solo el 35% de las mujeres en América Latina participan en actividades emprendedoras, un porcentaje que sigue siendo considerablemente menor al de los hombres. Las cifras reflejan una brecha significativa, pero también indican que hay un margen importante de crecimiento si las condiciones correctas se implementan.
Emprendedurismo femenino: una revolución silenciosa que transforma el mundo
El poder de la visibilidad y las redes
A pesar de las cifras, la presencia de más mujeres en el sector empresarial está marcando un precedente. Las iniciativas de mentoría y las redes de mujeres emprendedoras han demostrado ser claves en el impulso del emprendimiento femenino. Organizaciones como Endeavor, ASEA, Chicas en Tecnología, Vital Voices, PROMujer y Mujeres Empresarias de la Federación Económica de Buenos Aires (MEFEBA) continúan creciendo, ayudando a muchas mujeres a dar el salto hacia el emprendimiento. En particular, las redes de apoyo virtual se han multiplicado en los últimos años, lo que ha permitido a las emprendedoras superar la barrera de la distancia y acceder a mentoría, financiación, y alianzas estratégicas.
Además, podemos destacar las iniciativas de Emprendedora LAC y WeInvest Latam que fomentan el liderazgo femenino.
En América Latina, también ha aumentado el número de programas de financiamiento que tienen en cuenta la perspectiva de género, con iniciativas como Emprender en Femenino, que busca promover el acceso de mujeres a capital de riesgo y otros fondos.
En Argentina, de acuerdo con el informe elaborado de Capital Emprendedor de ARCAP sobre la brecha de género en el ecosistema emprendedor, el 25,3% de los equipos fundadores incluyó al menos una mujer. Sin embargo, al analizar la composición total de los equipos fundadores, solo el 13,2% de los emprendedores eran mujeres, evidenciando una brecha significativa en la participación femenina dentro del ecosistema emprendedor del país; solo el 9% de las startups financiadas en la región están lideradas por mujeres, una cifra que refleja la necesidad urgente de trabajar en la igualdad de acceso a recursos financieros.
Sigue siendo difícil que mujeres emprendedoras consigan fondos más allá de que se haya comprobado que 1 dólar invertido por mujeres puede otorgar un retorno de casi el doble.
Al día de hoy las startups fundadas por mujeres sólo reciben un 2% de la financiación privada. Esto se debe, en buena parte, a la falta de mujeres en roles decisivos dentro de las firmas de capital riesgo, lo que perpetúa el sesgo inconsciente y la desconfianza en las capacidades de las mujeres para liderar grandes proyectos. Todo esto implica que la mujer se encuentre subrepresentada en el ecosistema, generando una escasez de modelos a seguir femeninos y una brecha en términos de visibilidad.
Cómo se encuentra actualmente el rol de la mujer en el ámbito laboral
El impacto de la pandemia y los nuevos desafíos
La pandemia de COVID-19 ha sido un desafío importante, pero también ha generado oportunidades para muchas emprendedoras. Si bien las mujeres empresarias enfrentaron una mayor carga de trabajo debido a las responsabilidades familiares y domésticas, también han demostrado una capacidad extraordinaria para adaptarse a nuevas modalidades de trabajo. Las mujeres se han volcado a emprender en áreas como el comercio electrónico, la educación online, y los servicios de salud digital, sectores que han crecido exponencialmente en los últimos años.
Un dato interesante es que, según el Estudio de Tendencias de Emprendimiento Femenino Post-COVID-19 de 2023, las mujeres emprendedoras han liderado la transformación digital de pequeñas y medianas empresas, impulsando la innovación en tiempos de incertidumbre. Este fenómeno es una prueba de la resiliencia de las mujeres en el emprendimiento, pero también destaca la necesidad de apoyos específicos, como el acceso a formación en herramientas digitales y la mejora de las políticas de inclusión financiera.
¿Qué necesitan las mujeres para lograr una mayor inclusión dentro del sector tecnológico?
Oportunidades a futuro: avanzar hacia la paridad
A pesar de los retos, el camino hacia una mayor participación femenina en el emprendimiento es prometedor. En primer lugar, la mayor presencia de mujeres en las carreras STEM está abriendo nuevas posibilidades para las emprendedoras. En América Latina, aunque el porcentaje de mujeres en carreras STEM sigue siendo bajo (alrededor del 30%), la tendencia está cambiando, con un número creciente de jóvenes que optan por estas disciplinas.
Además, las mujeres emprendedoras están ganando visibilidad en las industrias tecnológicas, donde antes era casi imposible encontrar referentes femeninas. De hecho, en el último informe de Women Techmakers, se ha documentado un crecimiento del 10% en la participación de mujeres en startups tecnológicas en América Latina entre 2021 y 2023.
Lo que falta ahora es garantizar que esta participación se traduzca en resultados tangibles, como más acceso a financiamiento, políticas de inclusión y un entorno más equitativo en el mundo corporativo. Las empresas deben asumir un compromiso real con la diversidad, y los gobiernos deben continuar impulsando políticas que favorezcan la inclusión y la equidad en el mundo del emprendimiento.
Conclusión: un trabajo colectivo para un cambio real
Aunque el camino sigue siendo largo, cada vez estamos más cerca de alcanzar una equidad real en el ámbito emprendedor. El empoderamiento de las mujeres no solo es una cuestión de género, sino una necesidad para el desarrollo económico y social de la región. Para lograrlo, es fundamental que gobiernos, empresas y sociedad civil trabajen juntos para crear un entorno favorable para las emprendedoras.
Como mujer, madre y emprendedora, sé lo que significa enfrentar desafíos, pero también lo que implica la satisfacción de avanzar en este camino. La clave está en seguir adelante, apoyarnos mutuamente, y visualizar las oportunidades que tenemos al frente. Juntas podemos hacer que más mujeres den el paso hacia el emprendimiento y que su trabajo sea reconocido como una fuerza transformadora.
*Cofundadora y COO de SpaceGuru



