La economía esperando la primera vuelta

A un mes de las elecciones presidenciales existe mucha especulación sobre los planes de la oposición. Para la próxima gestión es crítico contar con un plan de estabilización, un conjunto de reformas estructurales y gobernabilidad.

Eduardo Fracchia*

La gestión de Massa cada vez más complicada con una brecha cambiaria muy alta, faltante de Reservas y, como dato nuevo, una inflación de dos dígitos asociada a la devaluación post Paso. La inflación de octubre puede estar en 11% como piso. En el último trimestre pueden repetirse los dos dígitos por la incertidumbre electoral que va a afectar a los dólares libres. Las medidas compensatorias son parciales para mitigar los costos de la devaluación y no resuelven la caída en los ingresos. Hay una nueva nominalidad con un tipo de cambio oficial en $350 por dólar el cual será modificado con bastante probabilidad después de las elecciones de octubre o, en todo caso, en noviembre.

Se administra el ingreso de recursos del FMI, hay pagos al mismo y queda un monto limitado para intervenir en el mercado cambiario. El FMI alienta a contraer importaciones y se acrecienta la deuda comercial con proveedores, no se efectúan pagos de importaciones y las SIRAS son rechazadas en buena proporción con su impacto en el sistema productivo. Las metas de déficit fiscal, Reservas y emisión no se van a cumplir. La de Reservas es particularmente exigente. El Fondo vuelve a escena a fines de este año para negociar con la nueva administración.

El Plan soja 4 seguirá generando compras de dólares al BCRA, se puede llegar a los U$S 2000 millones mediante el aliciente al sector para liquidar. Sigue la licuación de jubilaciones y otros gastos, y el ratio gasto público sobre PIB ha caído a 33%. Mientras que en cuanto a actividad se estima un descenso del 4%, algo más de 2% explicado por la sequía.

¿Cuáles son los desafíos estructurales que enfrenta Argentina a largo plazo?

Hay mucha especulación sobre los planes de la oposición. En efecto, para la próxima gestión es crítico contar con un plan de estabilización, un conjunto de reformas estructurales y gobernabilidad. En el caso del oficialismo, poca comunicación de la agenda 2024, salvo el proyecto de Presupuesto. En todo caso medidas aisladas de corte populista que comprometen recursos como la modificación del impuesto a las ganancias. No se conoce nada en relación un plan integral continua la gestión con pragmatismo en cuanto a la gobernabilidad y con resultados mediocres.

En el caso de Milei la estabilización viene asociada a la propuesta de dolarización y al cierre del Banco Central. La propuesta de dolarización luce ambigua, varios del equipo cercano dilatan la decisión que ha sido cuestionada por un documento apoyado por 170 economistas. El mismo candidato se contradice y la ubica a veces como medida de segunda generación. La dolarización según Milei va atada a la competencia de monedas sobre la cual hay explicaciones teóricas pero sin detalles en cuanto a su implementación efectiva

No se sale enseguida del cepo porque supone un proceso hiperinflacionario, según el candidato de Libertad avanza. La dolarización es imposible porque no contamos con Reservas Internacionales en el Banco Central. En la propuesta de Emilio Ocampo se plantea una ingeniería financiera que utiliza letras intransferibles del Tesoro en el activo del BCRA para constituir un fideicomiso y obtener así dólares en el exterior. Esas letras no valen nada y la medida es cuestionada por el propio Carlos Rodríguez. Si la dolarización se concretase, aparecen las objeciones tradicionales. No somos área monetaria óptima con Estados Unidos, hay shocks asimétricos que pueden afectar al país y que pueden generar desempleo, por ejemplo, en un mercado laboral rígido. Por otra parte, no tendríamos prestamista de última instancia y sobre todo se pierde la política monetaria. Es probable si hubiese déficit fiscal que se emitan cuasi monedas como en el año 2001.

Sin respuestas ante una inflación descontrolada

La medida de cerrar el Banco Central ha sido desmentida por colaboradores de Milei. La idea es ir a la raíz de la emisión monetaria. Los bancos centrales han ganado la batalla de la estabilización en casi todo el mundo y son un instrumento eficaz con políticas coherentes.

Milei enfatiza la reforma del Estado apuntando a los gastos de la política que no son representativos en el conjunto. Se postula también racionalizar la caja de las empresas públicas que hoy tiene un déficit aproximado de un punto del PIB. También se avanzaría sobre obras públicas, subsidios económicos y sistema tributario. No se afectaría al empleo público ni a los beneficiarios de planes sociales. Según Milei, no se sale del cepo inmediatamente porque habría riesgo de hiperinflación.

Melconian lidera el plan apoyado por Bullrich. El mismo hace eje en el ajuste fiscal. Se postula salir paulatinamente del cepo e ir a un desdoblamiento cambiario. Se aspira a independencia del BCRA y emisión cero para terminar con la dominancia fiscal. Para facilitar las transacciones se va a un esquema de bimonetarismo que exige reformar el Código civil para que se puedan hacer contratos en dólares que faciliten mayor presencia de los mismos en el sistema análogamente a lo que ocurre en Uruguay y en Perú.

La dolarización de Milei suma nuevas críticas en el plano internacional

El panorama político está fragmentado en tres tercios. De acuerdo a las encuestas, Milei tiene más probabilidad de ganar. Su desafío es la gobernabilidad dada la baja representación en el Congreso que tendría.

Juntos por el Cambio quedó en el medio de los dos espacios y aparentemente pierde protagonismo. Mientras que Massa aspira a quedar en la segunda vuelta mediante la persistencia de medidas de corte populista con fines electorales.

En medio de la campaña es difícil distinguir slogans de argumentos técnicos, por eso muchos temas están difusos y ambiguos. El 70% del electorado pretende un esquema de mayor libertad económica con un mercado de cambios libre y unificado. Existe mayor desconfianza en el Estado como eje de la política económica. Han transcurrido doce años de estancamiento y se pretende un nuevo rumbo. En 2024 se espera una buena cosecha y el aporte de la energía para mejorar la balanza comercial. Si se concreta un plan de estabilización consistente, tendremos un primer semestre muy inflacionario por la corrección de precios relativos incluida una devaluación y se pueden esperar mejoras para el segundo tramo del año. En cuanto a actividad se espera un crecimiento nulo.

 

*Director del Área de Economía del IAE Business School, Universidad Austral