El cierre del año suele concentrar objetivos exigentes, por lo que no es extraño que el estrés laboral tienda a escalar. Es importante saber gestionarlo a tiempo para que no impacte en el clima de trabajo.
El cierre del año suele concentrar objetivos exigentes, cierres administrativos, balances, planificación del año siguiente y, al mismo tiempo, actos escolares, reuniones familiares y compromisos sociales. En ese contexto, el estrés laboral tiende a escalar y, si no se lo gestiona a tiempo, impacta en el clima de trabajo, en los resultados del negocio y, por supuesto, en la salud de los colaboradores.
Planificar y anticiparse; Priorizar y distribuir la carga; Fijarse objetivos razonables; Establecer límites y mantener el balance entre el trabajo y la vida personal; Aprender a delegar; Administrar el tiempo de desconexión y Realizar balances con foco en lo positivo, son recursos valiosos para mantener la cierta calma en la vorágine de las fiestas y las exigencias de diciembre.
Del último Randstad Workmonitor realizado en Argentina, surge que para el 87% de los argentinos el equilibrio entre trabajo y vida personal es un motivador clave a la hora de decidir quedarse en un trabajo o encarar un cambio laboral. Al analizar los factores no monetarios, el equilibrio entre vida profesional y personal aparece como uno de los atributos más valorados y por encima del promedio global. Además, un 33% de los trabajadores argentinos afirma haber renunciado alguna vez a un empleo por falta de flexibilidad, lo que muestra que la conciliación y el bienestar son factores cada vez más relevantes para las personas.
Frente a este escenario, Andrea Avila, CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay, afirmó: “De cara a los últimos días del año, no se trata solo de evitar llegar “quemados”, sino de tomar conciencia de la presión que genera el pico de exigencias de diciembre y aprender a llegar mejor. Las personas quieren trabajos donde puedan rendir bien sin dejar la salud ni los vínculos en el camino. Cuando las compañías ponen el bienestar en el centro y cada colaborador incorpora hábitos simples de autocuidado, el estrés deja de ser una amenaza permanente y se vuelve algo que puede gestionarse adecuadamente”.
Estrés laboral: cómo llegar a fin de año y no morir en el intento
Equilibrio entre vida personal y empleo
Estas son las 7 recomendaciones que los expertos en gestión del talento de Randstad proponen para mantener un sano equilibrio entre la carga laboral, las responsabilidades familiares y los momentos de ocio, y prevenir el estrés laboral típico de fin de año:
1. Planificar y anticiparse. En esta época se acumula todo lo que fue quedando pendiente a lo largo de todo el año, por eso es necesario organizar las tareas con anticipación para evitar llegar al 31 de diciembre con la soga al cuello. Calendarizar con tiempo los principales hitos de cierre, visualizar y organizar los días que serán particularmente críticos, adelantar tareas que siempre se terminan concentrando en los últimos quince días y resolver por adelantado los puntos que suelen trabarse –aprobaciones, firmas, validaciones– es clave para bajar la tensión y la ansiedad en el tramo final del año. Lo mismo vale fuera del trabajo: organizar gastos, compromisos y tiempos personales con algo de anticipación evita la sensación de “todo junto” que caracteriza a diciembre.
2. Priorizar y distribuir mejor la carga. En contextos de alta demanda, no todo puede hacerse a la vez ni con el mismo nivel de urgencia. A nivel de equipo, acordar cuáles son las prioridades centrales de la semana, decidir qué tareas son críticas y cuales no y comunicarlo con claridad le da a las personas un marco realista para concentrar el esfuerzo y focalizar la energía. Delegar, documentar procesos para que otros puedan cubrir en momentos de pico, compartir información clave y habilitar que las personas pidan ayuda a tiempo evita que unas pocas personas queden “con todo al hombro” y mejora la continuidad operativa. La misma lógica sirve en la vida cotidiana: elegir qué es importante y qué puede esperar reduce la sensación de estar apagando incendios en todos los ámbitos a la vez.
3. Fijarse objetivos razonables. Un enfoque realista y pragmático sobre los objetivos ayuda a reducir el estrés laboral porque crea claridad y control, eliminando la ambigüedad y la incertidumbre. Cuando dejás de comprometerte con más tareas de las que podés manejar, evitás la sobrecarga y la ansiedad que genera lo inalcanzable. También vas a poder enfocarte en prioridades claras, lo que aumenta la sensación de logro y competencia con cada meta cumplida, fomentando la motivación y una mejor gestión del tiempo y la energía.
4. Establecer límites y mantener el balance entre el trabajo y la vida personal. Gran parte del estrés de fin de año surge por la dificultad para sostener la conciliación entre la vida laboral y personal, con jornadas laborales que se extienden y compromisos sociales y familiares que se multiplican y entran en tensión. Lograr ese equilibrio implica necesariamente poner límites, aprender a decir que no, tanto a cuestiones laborales como sociales, para disipar la sensación de tener que estar "siempre disponible" y evitar la sobrecarga de responsabilidades y compromisos.
Equilibrio y trabajo: un desafío que todos anhelan
5. Aprender a delegar tareas. Uno de los grandes motivos por los cuales tenemos mayor riesgo de estrés laboral y agotamiento pasa por asumir más responsabilidades de las que uno puede manejar por la resistencia a delegar. Aprender a delegar no solo ayuda al autocuidado, sino que impacta positivamente en el desarrollo y motivación del equipo, creando un ambiente de confianza y de apoyo mutuo, esencial para superar los picos de trabajo habituales de diciembre.
6. Administrar el tiempo de desconexión. La tecnología tiene un rol central a la hora de evitar que las presiones y el agotamiento físico y mental deriven en niveles de estrés nocivos. Asegurar el tiempo de desconexión es particularmente necesario para evitar que las pantallas te invadan y te permite recargar energías. La tecnología y el celular son herramientas que nos hacen la vida más fácil, permitiéndonos trabajar desde cualquier lugar y en cualquier horario, pero también son un arma de doble filo si uno no logra hacer un corte, administrando el equilibro para que las demandas del trabajo no invadan el tiempo de descanso y esparcimiento.
7. Realizar balances con foco en lo positivo. La carga de esta época del año es tanto física como emocional, por eso es clave orientar el típico balance del año hacia lo positivo y los logros y no tanto sobre lo que quedó pendiente. Enfocarse en lo positivo reduce la ansiedad y el estrés laboral promoviendo un proceso más equilibrado y menos crítico, a través de una reflexión constructiva. Quitar el foco en los déficits o los objetivos no alcanzados y poniéndolo en las victorias y aprendizajes del año, reduce drásticamente la sensación de fracaso o insuficiencia, aumenta la motivación y crea un cierre de año más saludable, centrado en la celebración de los avances personales y profesionales.
La carga, la presión y la exigencia siempre serán parte de la agenda de fin de año. Lo que sí puede cambiar es cómo nos preparamos para atravesar ese pico de exigencia. Integrar hábitos de descanso, alimentación, respiración y cuidado del estado mental, y al mismo tiempo revisar la organización del trabajo, la planificación y la priorización, permite llegar a fin de año cansados pero enteros, con energía para seguir proyectando.
RM