Un negocio bajo nueve llaves

Juan Piantoni es el fundador de Ingot, empresa que ofrece el servicio de cajas de seguridad no bancarias. Cómo funcionan y cuánto cuestan las bóvedas de seguridad automatizadas que están fuera de los bancos.

Redacción Fortuna

Las cajas de seguridad privadas ganan cada vez más protagonismo en países desarrollados y, de a poco, en territorio latinoamericano. Atentas a esta tendencia, en Argentina es cada vez mayor la oferta de las empresas que ofrecen este servicio. Ingot, que significa lingote en inglés, es una de ellas.

Juan Piantoni empezó a estudiar abogacía mientras trabajaba en el Citibank, donde estuvo 10 años a cargo de banca privada y de importantes clientes. Luego pasó tres años por la aseguradora Prudential. “Ambas compañías fueron dos grandes escuelas en lo que es protocolos, atención al cliente y procesos”, le explica el fundador de Ingot a Fortuna. 

Ya en 2008 surgió en él el deseo de hacer su propio camino pero recién en 2012 conoció el negocio de las cajas de seguridad privada. “Empecé a analizar el negocio, lo que pasaba a nivel internacional, la historia y vi que había un potencial muy grande en la región y en Argentina”. Así fue como en 2014 nació la primera empresa dedicada a esto: Hausler, hoy la principal competidora de Ingot.

Hay un gran potencial de crecimiento para las empresas de resguardo de dinero

Según cuenta, “fue un desafío muy grande porque tuvimos que desarrollar un concepto nuevo en Argentina, con muchas dificultades para avanzar porque los bancos eran dueños y señores de este servicio en el país”. 

En Argentina, dice, “equivocadamente, siempre se pensó que la caja de seguridad se usaba para un target determinado de clientes y un tipo de valor a guardar. A nivel internacional es tan heterogéneo el cliente como la subjetividad del valor. Ahí entendí que había una potencialidad de crecimiento muy fuerte. Por cuestiones societarias, di un paso al costado y armé Ingot. Hoy somos las dos empresas líderes en el mercado”, asegura. 

Ingot nació en octubre 2019, antes de la pandemia. Su primera sucursal fue en Corrientes y Florida. Si bien fue considerado un servicio esencial en aquel momento, la situación sanitaria demoró los planes de seguir abriendo sucursales. 

El foco que tenemos en Ingot es llevarle un servicio de calidad a los distintos barrios no tan tradicionales, por eso abrimos en Flores y Quilmes, por ejemplo”, explica el fundador. “Lo que queremos es diferenciarnos del banco y de la competencia. El cliente que ingresa a Ingot ve un mundo tecnológico que no está acostumbrado a ver. La seguridad es otra. Hay 9 anillos de seguridad para acceder a los valores, lo que hace que la experiencia y la sensación de seguridad sea real”, explica. Además, se diferencian de los bancos por su amplitud horaria, ya que su casa central opera hasta las 18:30 y los sábados, mientras que el resto de las sucursales lo hace las 24 horas y todos los días del año. A su vez, ofrecen salas de reuniones para hacer operaciones, amplitud de cajas y disponibilidad, algo que en el caso de las cajas bancarias no sucede de manera habitual. Sumado a ello, brinda la posibilidad de contratar por el tiempo que el cliente requiera: 48 horas, un mes, tres o un año. 

Seguridad Ingot
Seguridad extrema. El cliente va ingresando por 9 anillos de seguridad, desde molinetes de alta seguridad, detector de metales, puertas blindadas, rejas automáticas, puertas blindex automatizada y termina ingresando a lo que son las bóvedas automatizadas donde accede con un pin de 4 dígitos, su huella dactilar y una tarjeta personal

“En nuestro caso, nos dedicamos exclusivamente a brindar un servicio de cajas de seguridad. Para el banco eso siempre fue un servicio adicional. Por eso, a nivel mundial, los bancos dejan de prestar servicio de resguardo de valores en una caja de seguridad y son empresas privadas las que están apareciendo para cubrir ese nicho”, explica Piantoni.

Servicio. Las bóvedas de Ingot son desarrolladas y fabricadas en Alemania por Gunnebo, empresa global dedicada a soluciones de seguridad. Son totalmente automatizadas y cuentan con pesos superiores a las 16 toneladas y se fijan a la estructura de la sucursal, con sensores sísmicos integrados y están preparadas para ataques con oxicorte, punta de diamante y explosivos. Tienen un grado de certificación de resistencia anti-robo e incendio superior a las bóvedas tradicionales de hormigón reforzados que cuentan las entidades bancarias. El software interno (aislado de cualquier red de internet) permite tener un control minucioso de todos los movimientos realizados, brindando así un control absoluto e impidiendo acciones de empleados infieles. “En Casa Central tenemos nueve tamaños de caja distintos que van desde la tradicional bancaria de 10x15x60, que sale $ 7.500 al mes, hasta cajas más grandes que tienen otro valor”, comparte el ejecutivo. “También ahí funciona la primera bóveda de arte en Argentina para guardar piezas de arte con todas las necesidades de conservación, como temperatura o humedad. En el resto de las sucursales son bóvedas automatizadas, contamos con cinco tamaños distintos que parten de los mismos valores entre $ 7.500 a $ 8.000 mensuales en adelante”. 

Bóveda Ingot
Bóvedas. Las bóvedas de Ingot son desarrolladas y fabricadas en Alemania por Gunnebo, empresa global dedicada a soluciones de seguridad. Son totalmente automatizadas.

Una vez que uno ingresa a Ingot, a través de reconocimiento de rostro, huella o iris y más de 100 cámaras instaladas en distintas sucursales, se controla todo el proceso desde la calle hasta el sector de bóveda. El cliente, a través de los mecanismos de identificación, va ingresando por 9 anillos de seguridad, desde molinetes de alta seguridad, detector de metales, puertas blindadas, rejas automáticas, puertas blindex automatizadas, y termina ingresando a lo que son las bóvedas automatizadas donde accede con un pin de 4 dígitos, su huella dactilar y una tarjeta personal. Cuando recibe la caja recién ahí accede con su llave personal al contenido de la misma. “Como son bóvedas automatizadas siempre están cerradas, lo que es un plus de seguridad adicional comparado con los bancos que la tienen abierta en horario comercial”, remarca Piantoni.

INGOT: una solución concreta ante la inseguridad

Planes de expansión

Por la particularidad de la propuesta, el de Ingot es un servicio que no se puede franquiciar. “El 100% de las operaciones son nuestras”, comparte su fundador. Para poder abrir nuevas sucursales hay tres puntos que deben ser tenidos en cuenta y no son fáciles de resolver. Así lo explica Piantoni: “El primero de ellos es la locación, ya que es clave encontrar un lugar para que el cliente pase desapercibido. En Nordelta estuve 6 años buscando un sitio que cumpla los requisitos de seguridad que buscamos”, comenta. Por otro lado, la inversión. “Hablamos de un millón de dólares por sucursal de inversión inicial”, dice. Y finalmente, el recurso humano, “que es cada vez más difícil encontrarlo en Argentina, personas con el profesionalismo, vocación de trabajo, la vocación de dar un servicio de excelencia en cuanto a calidad de atención. Lamentablemente, y lo digo con mucho pesar, es cada vez más difícil encontrar un buen recurso para sumar a la empresa”.

A futuro, “tenemos un objetivo de desarrollo regional muy fuerte a partir del año que viene y también muy fuerte en Argentina, algo que hoy se encuentra limitado por el tema de las importaciones”, expone Piantoni. “Hoy tendríamos que desarrollar 3 sucursales más en el país y las tenemos demoradas por la imposibilidad de acceder a la materia prima que viene de Alemania”. 

Para concluir, menciona Piantoni: “El desafío más grande que tenemos es que la gente venga y nos conozca. El que es usuario de caja de seguridad bancaria no conoce Ingot por un tema de desconocimiento y prejuicio, cree que somos parecidos al banco en cuanto al servicio. El que no conoce el sistema no tiene parámetro de comparación. El ratio de conversión muestra eso: la gente viene, conoce y contrata. Tenemos mucha migración de clientes de bancos por la calidad de atención, cercanía, seguridad”.