Casi un siglo: ¿Cómo hicieron estas 3 empresas argentinas para sobrevivir a los desafíos del país?

Boldt, La Serenísima y Morixe figuran entre las compañías locales más antiguas y destacadas. Un repaso por su historia y la forma en que lograron superar los momentos más dificultosos.

Redacción Fortuna

Crisis mundiales, recuperaciones y transformaciones –entre otros múltiples factores- representaron un constante desafío para el mundo empresarial local en los últimos 90 años. Sin embargo, existen compañías como Boldt, La Serenísima y Morixe que lograron superar las adversidades y actualmente figuran entre las más destacadas a nivel nacional.

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Grupo Boldt

Desde Boldt sostienen que una de las preguntas que suelen repetirse tanto en entrevistas como en representantes de otras empresas es “¿cómo lograron sobrevivir a las numerosas crisis que se atravesaron en casi un siglo?”. 

La compañía nació como una de las primeras en brindar el servicio de impresión de valores de alta seguridad para el sector bancario y financiero, innovando e incorporando los últimos avances tecnológicos. Pero a lo largo de su recorrido, la compañía diversificó sus actividades y hoy incluye también entretenimiento, tecnología y comunicaciones. Y ésta es, posiblemente, una de las respuestas al popular interrogante.

Durante una de las crisis económicas del país Boldt Impresores fue una de las empresas a la cual le tocó atravesar momentos difíciles. Con el tiempo, la empresa creció en la impresión de productos de seguridad al introducir la misma tecnología que se utilizaba en Europa. Así logró comprar la compañía en su totalidad y poco después, como parte del crecimiento, adquirió la filial argentina de Lamson Paragon, líder mundial de formularios. 

Por aquellos días la empresa llegó a tener tres plantas en Argentina, y también fabricaba papel carbónico y autocopiativo, lo cual lo convirtió en el mayor fabricante de formularios del país.

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El primer paso que cambió el rumbo de la historia de la compañía se dio cuando marcaron un hito al incorporar por primera vez sellos de seguridad en las entradas de la Copa del Mundo para evitar falsificaciones. Esto derivó en el nacimiento, en los años 80, de Boldt S.A., producto de la fusión de Boldt Impresores S.A.E.I.C. y Lamson Paragon S.A.I.C., destacándose como proveedor líder de cupones impresos para loterías.

Al sustituir los cupones perforados por nuevos con caracteres ópticos, la firma se posicionó a la vanguardia. La importación de lectores llevó a que 11 loterías y la Banca de Cubierta Colectiva de Quinielas de Montevideo adoptaran el sistema. Ante un periodo de transformación la compañía dio un vuelco 360 que derivó en la estrella del grupo, la empresa B Gaming. Convirtiéndose en proveedores de la sistematización de la captura de  apuestas y logrando la instalación de tragamonedas en los casinos de toda la zona de la costa argentina y para luego culminar con la inauguración de Trilenium, el reconocido espacio de entretenimientos ubicado en el Tigre.

A lo largo de las décadas, para crecer y diversificarse Boldt recurrió a la reestructuración estratégica de sus negocios. La primera escisión derivó en tres empresas: una focalizada principalmente en el desarrollo de la industria del entretenimiento; otra orientada a la producción de impresos de seguridad (hoy ofrece tecnología de punta para que los principales referentes de la industria editorial incorporen la impresión de libros a demanda y en bajas tiradas a su negocio); y la última, que brinda servicios de captación, transmisión y procesamiento de apuestas para juegos de lotería en seis provincias del país, cubriendo el 55% del mercado de juegos lotéricos.

En la segunda escisión, Boldt S.A. se reorganizó para focalizar bajo su órbita los negocios vinculados al entretenimiento. En tanto, los de movilidad urbana, seguridad y control vial quedaron a las órdenes de BOLDT TECH S.A. Las empresas de distribución del servicio de Internet satelital, por su parte. quedaron bajo HoldSat S.A, que tiene a Orbith S.A. y Orbith Chile S.P.A.

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La Serenísima

En 1899 el célebre Antonino Mastellone nacía en el municipio napolitano de Piano Di Sorrento. Esto explica en parte su vocación: fue allí donde aprendió su oficio, de la mano de su familia de origen, que se dedicaba a la elaboración de quesos. 

Mozzarella, ricota y otros quesos fueron los primeros que produjo. Por esos días los vendía en la zona del puerto y en el barrio porteño de San Telmo. Sus principales clientes eran, como él, los inmigrantes europeos que ya conocían y consumían este tipo de productos. En 1935 Mastellone dio el primer gran salto al comprar un camión usado que se transformó en el puntapié inicial de la futura flota de distribución de la empresa.

Al morir Antonino en 1952, su hijo Pascual Mastellone asumió la dirección de la firma. Fue durante su gestión que se produjo la expansión de la firma dentro de la industria láctea, la cuál en los 70, inauguraron su planta de leche en polvo y debutaron con la producción de manteca.

Más allá del aparente éxito, la deuda fue uno de los grandes problemas de Mastellone Hnos. a lo largo de su historia. Durante la presidencia de Raúl Alfonsín entró en concurso de acreedores y estuvo al borde de la quiebra. A comienzos de 2002 Danone le brindó un préstamo por sus problemas en el flujo de caja. En 2009 contaban con una deuda de u$s 230 millones en ON. En ese contexto, es recordada la promesa de campaña del entonces candidato a diputado nacional, el expresidente Néstor Kirchner, sobre un salvataje de la compañía en caso de ser necesario.

Más allá de que la empresa siempre estuvo en los primeros puestos dentro del sector lácteo, con la crisis de SanCor La Serenísima logró incrementar su participación. 

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Morixe

Con Francisco a la cabeza, los Morixe dieron sus primeros pasos moliendo trigo para producir harina. En 1923 constituyeron formalmente la sociedad Morixe Hermanos S.A., momento en el cual la compañía ya estaba instalada con una planta en la Ciudad de Buenos Aires, específicamente donde hoy se ubica la plazoleta Crisólogo Larralde.

Año tras año, las distintas generaciones de la familia continuaron al mando de la empresa. En 1993 ampliaron notablemente su capacidad con la compra del molino Bautista Gugliemetti en Benito Juárez, provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, a fines de la década del 90 Morixe entró en crisis como consecuencia de las dificultades para conseguir financiamiento, la sumatoria de deudas millonarias, nulo acceso al crédito y capital de trabajo, más la caída en el consumo. La situación era más que compleja y los números del molino harinero comenzaban a estar en rojo. 

En 2007 la empresa vendió el predio en Caballito –actualmente reconvertido en espacio verde- y mudó toda su producción a la fábrica en Benito Juárez.

En el marco de los importantes problemas financieros que los acosaban, los Morixe vendieron la empresa a Fernando Sansuste, ex accionista y directivo de Banco Macro. En 2017 el molino pasó a manos de Noel, quien compró el 70% del paquete accionario por $32,8 millones. 

Fue Noel quien transformó a la firma, que pasó de molinera a compañía alimenticia y de a poco comenzó a sumar productos a su catálogo.

Con un alza del 241,1% en la bolsa ostentó el título de la acción del año en 2020. Curiosamente, la cuarentena impuesta por la pandemia de coronavirus en cierto punto pareció colaborar con la empresa: el furor por el pan casero y por la cocina casera empujó las ventas de la compañía, que se ubicó segunda en market share dentro del segmento de harinas.