“Las instituciones médicas abandonaron la lógica reactiva para adoptar una lógica de priorización estratégica”
Tomás P. Piqueras, CEO de CSH, analiza 2025 y comparte sus expectativas para 2026.
El análisis del ciclo de negocios correspondiente al año 2025 permite observar una transformación sustancial en la dinámica del mercado. Para el sector de la salud en Argentina, este periodo no representó una mera continuidad, sino que funcionó como una etapa de reordenamiento profundo. Las variables macroeconómicas y las marcadas restricciones financieras configuraron un entorno que exigió a los actores del sistema una adaptación inmediata hacia modelos de gestión más selectivos y profesionales.
La primera conclusión que arroja este escenario es el cambio en la lógica de toma de decisiones. Durante el último año, las instituciones médicas abandonaron la lógica reactiva para adoptar una lógica de priorización estratégica. En este nuevo esquema, la adquisición de tecnología o la implementación de procesos ya no responde a impulsos inmediatos, sino que cada inversión se somete a un análisis riguroso en términos de impacto clínico, eficiencia operativa y, fundamentalmente, sostenibilidad económica.
Este cambio de paradigma generó una segmentación en el mercado: el contexto presentó oportunidades claras, pero únicamente para aquellas organizaciones capaces de ofrecer tecnología confiable, integración de sistemas y continuidad en el servicio.
Desde la perspectiva de la conducción empresarial, el balance de 2025 deja lecciones sobre la estructura organizacional necesaria para operar en coyunturas complejas. La consolidación de una compañía como socio tecnológico integral, más allá del rol tradicional de proveedor de equipamiento, requiere una base instalada sólida y una ampliación constante del portfolio tecnológico. Sin embargo, el diferencial radica en la inversión destinada al servicio técnico, la postventa y la integración de soluciones.
Especial Fortuna: Visión de los CEOs 2025-2026
La experiencia reciente confirma una premisa de gestión ineludible: crecer sin orden no constituye crecimiento. En contextos de alta exigencia, la disciplina financiera, la planificación detallada y la calidad en la ejecución adquieren el mismo peso específico que la innovación tecnológica. El aprendizaje corporativo indica que la combinación de una visión de largo plazo con el rigor operativo es lo que permite construir relaciones de confianza, tanto con la cadena de proveedores como con los clientes finales. La profesionalización de los procesos internos y el fortalecimiento de los equipos de liderazgo son, por tanto, requisitos basales para garantizar un desarrollo previsible y escalable.
De cara al ciclo 2026, los desafíos para el sector mantienen su nivel de exigencia. El objetivo central será lograr un crecimiento sano y sostenible. Esta meta implica una gestión meticulosa del capital de trabajo y el mantenimiento de márgenes saludables, al tiempo que se asegura la continuidad del suministro en un entorno global incierto. La tarea consiste en acompañar a las instituciones de salud durante procesos de adopción tecnológica cuya complejidad va en aumento.
Las oportunidades de mercado para el próximo período se visualizan en nichos específicos que demandan modernización. El diagnóstico por imágenes, las soluciones quirúrgicas integradas, el IT clínico y la conectividad hospitalaria aparecen como prioridades.
Asimismo, los servicios de integración tecnológica jugarán un rol determinante. El foco de la estrategia comercial y operativa deberá centrarse en soluciones que generen eficiencia real, permitiendo a hospitales y clínicas elevar la calidad de atención y optimizar el uso de sus recursos disponibles.
Para afrontar estos retos, la planificación de inversiones para 2026 debe estructurarse sobre tres ejes definidos. En primer lugar, la inversión en capital humano y talento; en segundo lugar, la ampliación del portfolio hacia soluciones de alta complejidad; y finalmente, la profundización en el desarrollo de servicios de soporte y postventa, elementos que resultan claves para la sostenibilidad del sistema sanitario.
A nivel interno, la inversión en tecnología y procesos seguirá siendo una constante, con una mirada puesta en el análisis de datos y la eficiencia administrativa. En definitiva, el concepto rector que guiará la estrategia corporativa para el próximo año es la previsibilidad. La construcción de previsibilidad financiera, operativa y tecnológica es la única base sólida sobre la cual es posible proyectar un crecimiento sostenible y de largo plazo en el sector de la salud.
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