¿Existen los líderes disminuidores?

Ciertos hábitos potencian entornos y culturas en las que los trabajadores no pueden desarrollar todas sus habilidades. ¿Cómo hacer para evitarlo?

Ignacio Mazo*

Un estudio reciente señaló que el 55% de los CEOs en Argentina considera a la inestabilidad macroeconómica y a las restricciones de capital, como sus principales retos en 2024. Ambos desafíos son factores sobre los que poco pueden hacer internamente y en lo inmediato, ya que el contexto actual del país y región juegan su papel.

La siguiente variable que destacan la mitad de los CEO encuestados por Integralis Consulting Group, es el necesario ajuste de los procesos internos, para alinearlos con los objetivos actuales de la compañía. Y a ese respecto, el 45% cree que la adaptabilidad y la gestión de la frustración serán vitales en el país durante este año de cambios.

En este contexto ser capaces de aprovechar al máximo la capacidad intelectual y el compromiso de todas las personas de la organización puede marcar la diferencia. Y eso lo logran los líderes multiplicadores.

No es Marcos Galperin, ¿quién es el CEO más influyente de Argentina en 2024?

Lo cierto es que actualmente conviven dos tipos de líderes dentro de las compañías, cuyos perfiles son totalmente opuestos: los llamados 'multiplicadores' y los 'disminuidores'.

Los líderes multiplicadores son aquellos que incrementan el compromiso de los empleados, piden nuevas ideas y formas de trabajar, y fomentan la innovación, por lo que consiguen retener el talento en las empresas. El 76% de las compañías reconoce que existe una relación directa entre el liderazgo y el crecimiento de la productividad, tal y como refleja una encuesta elaborada por el Institute for Corporate Productivity.

Por el contrario, los líderes disminuidores no son capaces de sacar partido positivo de su equipo y ejercen un control total sobre él, sin tener en cuenta lo contraproducente que es para las personas bajo su mando y para la organización.

La importancia de identificar estas tipologías reside en la capacidad de una compañía para convertir en multiplicadores a los disminuidores y así sacar lo mejor de cada persona, potenciar su buen hacer, en beneficio tanto suyo como el de sus compañeros.

Elon Musk, el CEO más sobrevalorado del mundo

Es posible identificar los comportamientos disminuidores. Sin embargo, lo que ocurre con más frecuencia de lo que se cree, es que una persona estratega, protectora u optimista puede convertirse, involuntariamente o incluso con su mejor intención, en un disminuidor accidental y estar afectando negativamente al equipo. 

Efectivamente así es, hay varios comportamientos que aun activados con la mejor de las intenciones pueden convertirse en disminuidores. Entre ellos:

  • El personaje: las ideas, aunque su intención nace para aportar ideas que estimulen la creación de otras por parte del equipo, su efecto puede desencadenar agobio, presión, silencios y aceptación sin cuestionar las ideas del líder.
  • El rescatador: busca proteger a su equipo, evitar frustraciones, protegerlos de tensiones y conflictos, pudiendo dar lugar a un exceso de dependencia, falta de iniciativa y pérdida del carácter crítico. 
  • El optimista: quiere transmitir confianza en los logros, seguridad y entusiasmo con la seguridad de que ¡todo se puede conseguir!, pero el efecto en el equipo en ocasiones es de distanciamiento con la realidad. La gente se pregunta si el optimista aprecia el esfuerzo y la posibilidad de fallo.
  • El perfeccionista: busca que todos los miembros del equipo realicen un trabajo de alta calidad, del que sentirse orgullosos, pero en ocasiones las personas que trabajan con líderes perfeccionistas se sienten criticadas y desalentadas por no estar nunca al nivel esperado, por eso dejan de intentarlo.
  • El que siempre está un paso adelante. Si bien su intención es crear una energía contagiosa y compartir su punto de vista, terminan ocupando todo el espacio y hacen que la gente desconecte su atención.
  • El que impone el ritmo busca promover un alto estándar de calidad o de ritmo de trabajo. Pero lo que termina ocurriendo es que los demás se convierten en espectadores o se rinden cuando no pueden seguir su ritmo.

Evidentemente, nadie se levanta con ganas de disminuir el talento. No se hace de manera consciente. Sin embargo, ciertos hábitos potencian entornos y culturas en las que no se pueden desarrollar todas las habilidades. Y es muy importante esa relación entre liderazgo, productividad y resultados.

Sólo los líderes capaces de plantearse retos, buscando objetivos alcanzables y siempre con el convencimiento de que se pueden equivocar y perdiendo el miedo a tomar decisiones, serán los que triunfen compartiendo el éxito con todos los que le rodean.
 

*Vicepresidente de BTS. 
Lidera la Práctica de Liderazgo y Coaching en
Latinoamérica y para la región sur de Europa.